domingo, 19 de octubre de 2014

¡Se acabó la ignominia!


    Anoche se acabó la ignominia para los temporeros y para los najerinos de bien, y comenzó el descanso para la desalmada alcaldesa y sus indolentes escuderos. Los generosos y anónimos najerinos que han atendido altruistamente a los temporeros -muchos de ellos jubilados y padres de niños- que han estado durante un mes entero haciéndoles y dándoles la cena -a más de doscientos cincuenta algunos días-, desde las seis de la tarde hasta casi las doce de la noche, dieron por concluida su impagable tarea, tanto por la escasez de temporeros, como de comida. Apenas quedan una veintena que no han tenido suerte en la cruel tómbola de la vida, y no tienen dinero ni para sacar un billete de autobús que los lleve a otro lugar a probar fortuna. Se acabó la infame instantánea de cientos de maletas, cartones, ropas, zapatos y colchones amontonados en el soportal del Paseo, situado enfrente de la Estación de Autobuses. Se acabaron las sangrantes escenas de temporeros durmiendo a la intemperie, sobre unos cartones, en soportales, obras abandonadas, cajeros automáticos, pasajes, rincones y portales, porque la hipócrita de la alcaldesa les ha negado un año más uno de los edificios públicos para que durmiesen como personas y no como animales. Se acabaron los orines en las calles y portales; las ropas tendidas por vallas, alambradas y señales; las fuentes y el río llenos de temporeros lavándose la cara y los dientes, porque la farisea de la alcaldesa les ha negado un lugar donde poder miccionar, defecar y ducharse, por haber privatizado el agua para no prescindir de los liberados, y tener ahora en todos los edificios públicos contadores. Se acabó, en fin, ver fotografías tan vomitivas como la que os cuelgo, donde, después de ser tan inhumana con esta pobre gente, quiere quedar como una alcaldesa magnánima entregando un dinero que ni siquiera es suyo. ¡Que Dios la perdone!