martes, 1 de febrero de 2022

La ciudad de las vergüenzas.

A mediados del mes de Enero, la presidenta del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu, anunció “que en nuestra ciudad se iban a llevar a cabo dos intervenciones en el casco antiguo de Nájera, por valor de 2,5 millones, que vinculan el Valle de la Lengua con el Camino de Santiago y que incluyen la rehabilitación de la antigua casa abacial y botica del monasterio de Santa María la Real y del edificio de la antigua iglesia de San Miguel. En este contexto, la primera de las actuaciones que se ejecutarán en Nájera es la conversión del edificio que actualmente alberga el museo y el juzgado, que fue la casa del abad del monasterio de Santa María la Real, y también la botica monacal, en una instalación emblemática del Valle de la Lengua dedicada al turismo y la cultura en español. La segunda intervención proyectada es la rehabilitación de la antigua iglesia de San Miguel, que acogió hace años la Casa de Cultura de Nájera, y que albergará ahora el museo y el juzgado”. Así, tal y como se lee. Soslayando la confusión que esta noticia creó entre los najerinos -todos creyeron que se va a trasladar a la casa de cultura el actual museo-, la mayoría de ellos no están de acuerdo con el empleo que se le va a dar al dinero. Más allá de las prioridades que los najerinos puedan tener para invertir dicho dinero, en nuestra ciudad existen ahora mismo dos vergüenzas nacionales: el Parque Natural de Nájera y la Estación de Bombeo. Es absolutamente vergonzoso que nuestros gobernantes se hayan dejado morir el Parque Natural, y sigan vertiendo a diario las aguas fecales de la margen izquierda directamente al río Najerilla, porque nunca funcionó la Estación de Bombeo. Y lo es mucho más que esta despreciable práctica no les afecte directamente a ellos. Nadie puede entender que en un hecho punible como este, ni Medio Ambiente ni la CHE les hayan aplicado responsabilidad civil, no existiendo ni impremeditación, ni desconocimiento.