domingo, 19 de junio de 2022

Nájera, ni ciudad ni pueblo, aldea.

Con este Equipo de Gobierno que nos -des-gobierna, Nájera se ha convertido en una aldea, con perdón de las aldeas. Que las piscinas de verano se abran siempre en malas condiciones, es algo ya habitual. Barro en el césped, si es que lo hay; obras hechas a todo meter, y por tanto, mal acabadas: agua fría en los vestuarios; bar cerrado…, y por si fuera poco, la valla que da a la margen derecha del río Najerilla, es más propia de chabolas que de unas instalaciones que se suponen modernas. Pero no sólo son las piscinas: el Paseo de san Julián está hecho un verdadero asco; el Parque Natural de Nájera, hecho una selva llena de vertederos y de árboles caídos; los espacios verdes, llenos de rodaduras de coches y de basura; las calles y plazas, cual si estuviéramos en guerra; el casco antiguo deshumanizado; la industria y el comercio, agonizando; el Patrimonio, abandonado; la Cultura, brilla por su ausencia; el Cine Doga, cerrado; las fiestas, desastrosas… y, sin embargo, nuestros -des-gobernantes caminan por Nájera tan henchidos, que no caben en las calles. Y menos mal que las fiestas de San Juan y San Pedro son profanas y no necesitan de su concurso, porque si nó, seguro que se las cargan, como se quieren cargar el Museo. Como podéis ver en estas cuatro pinceladas, Nájera ya no es ni ciudad ni pueblo, es una aldea.