jueves, 26 de julio de 2018

El concejal de Cultura, Julio Nájera, reprobado.


El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Nájera, Julio Nájera González, fue reprobado en el Pleno Ordinario celebrado anoche en nuestra ciudad por una inmensa mayoría de los concejales, por su  actitud y las manifestaciones en las redes sociales, aunque él no escuchó nada de lo muchísimo que se le dijo, porque, argumentando “que la moción no afectaba ni fiscalizaba su labor de concejal ni sus actuaciones al frente de su concejalía, y que por tanto invadía otros ámbitos de su esfera privada” -o algo así-, abandonó el Salón de Plenos hasta que se votó la Moción de la Agrupación de Electores de Alternativa Najerina. Dicha Moción fue aprobada por los 6 ediles del Partido Popular y los 2 de Cambia Nájera y Alternativa Najerina. El Alcalde, Jonás Olarte Fernández, la primera teniente de alcalde, María José Bejarano Prieto, y el edil del PR+, Enrique Acha, votaron en contra, y, finalmente, Juan Ignacio del Rey, compañero de partido del reprobado, y miembro del Equipo de Gobierno, se abstuvo. Esto, a pesar de lo que manifestaron sus compañeros durante el debate, es gravísimo. Tanto, que, además de ser el primer concejal reprobado desde que se instauró en nuestro país la democracia, si en política existieran la ética y la moral, Julio Nájera González tendría que haber dimitido inmediatamente. Pero lo que más me llamó la atención fue la actitud de María José Bejarano y de Enrique Acha, que, lejos de intentar darle una mano de barniz al asunto, le espetaron a Jesús Niño que, “si consideran que hay algo que va contra la ley en lo que dice el concejal en las redes, denúncienlo ante la Justicia.” ¡Con dos ovarios y dos cojones! Señores gobernantes. Ustedes parece ser que siguen sin ser conscientes de que no están en el Ayuntamiento de Nájera para calumniar, vejar, humillar, zaherir, injuriar y vilipendiar a los najerinos -haciéndolo, aplaudiéndolo o consintiéndolo-, sino para administrar lo mejor posible el dinero de nuestros impuestos, planificando y dignificando nuestra ciudad, respetando y haciendo respetar la ley, y darnos ejemplo a los ciudadanos de educación y respeto. ¡Enhorabuena, pues, a todos los que con su voto -incluida la abstención de Juan Ignacio del Rey- les dijeron “no con nuestro consentimiento”!