domingo, 11 de diciembre de 2011

Cortinas de humo.

Manu y mi sobrina, fumando en la calle.
   Hace unos días leí u oí que el Presidente electo, Mariano Rajoy, tal y como declaró públicamente en la campaña electoral, derogará la ley antitabaco en cuanto tome posesión del cargo. Resulta verdaderamente curioso que un hombre que en los últimos años ha estado recriminándole hasta la extenuación al Presidente en funciones, José Luís Rodríguez Zapatero, que todas las leyes que llevaba al Parlamento eran simples cortinas de humo para distraer nuestra atención de la crisis, después de que todos los españoles, fumadores y no fumadores, hayamos aceptado y asumido esa ley de una manera encomiable, en lugar de cumplir lo que machaconamente nos ha estado prometiendo durante estos dos últimos años: “Que la crisis se acabaría en cuanto él ganara las elecciones”, o “ que la crisis se acabaría con un cambio de gobierno”, lo primero que haga sea lanzar una verdadera (que no metafórica) cortina de humo infecto, gravemente perjudicial para la salud de todos los españoles, fumadores o no, y para las arcas del Gobierno. Porque de todos es sabido que los enfermos de tabaquismo serán atendidos en la sanidad pública, ya que el coste económico de su tratamiento es, para nosotros, los parados y los obreros, absolutamente prohibitivo. Sea como fuere, lo cierto es que si de verdad deroga la ley, conseguirá lo que presumiblemente persigue: Enfrentarnos a todos los españoles, física o dialécticamente, distrayéndonos, así, del verdadero, terrible y angustioso problema de fondo: Poder comer todos los días caliente, y tener un puesto de trabajo que nos permita desarrollarnos como personas dignas y libres.