viernes, 22 de mayo de 2020

Recuerdos de infancia.


San Cristóbal.
Unos meses antes, recién comenzado el verano, todos los niños de Nájera nos dirigíamos al descampado que había en el aparcamiento de San Fernando, donde hoy está la Estación de Autobuses, a montarnos en los camiones que los conductores, para honrar a San Cristóbal, su Patrón, habían engalanado con docenas de ramilletes de flores de diversas especies. Había también un montón de coches, igualmente engalanados, pero esos no nos llamaban tanto la atención. Esto era una aventura increíble para nosotros, y no sólo por aquello de poder montarnos en un camión -un sueño totalmente inalcanzable fuera de esta celebración-, sino porque salíamos de lo que considerábamos pueblo, y lo hacíamos además, cual si fuera la mejor y más cara excursión. A pesar de que había muchos, como ha quedado dicho anteriormente, todos nosotros nos poníamos morados a golpes a la hora de elegir, por querer “pillar” el mismo del año anterior, porque a fuerza de montarte en unos y en otros, ya sabías el recorrido de cada uno de ellos, y elegías el que lo hacía más largo. Yo siempre me montaba en el de Cerámicas Cordón, que tenía la fábrica en el quinto pino -era la Tejera actual- y le costaba llegar un montón. Sin terminar de darles Don Manuel la bendición con el agua bendita, nos subíamos a todo meter en el que habíamos elegido y, sin esperar siquiera a sentarnos, nos poníamos a cantar a porfía aquello de: “Para ser conductor de primera/, de primera/, de primera/, para ser conductor de primera/, hace falta ser buen bebedor/. Con el vino se engrasan las ruedas/, ay las ruedas/, ay las ruedas/, con el vino se engrasan las ruedas/ y se suben las cuestas mejor…”, hasta que acaba la excursión. Cuando regresábamos donde habían estado aparcados, ninguno de nosotros se quería bajar del camión, porque todos sabíamos de sobra, que hasta el año siguiente se había acabado la función. Actualmente, para alborozo mío, mi quinto y amigo Félix García y sus hermanos, aunque en modo alguno como entonces, han revivido la tradición.