La conferencia impartida ayer por Leonor Peña Chocarro y Carlos López Lacalle, Investigadores del C.E.S.I.C., sobre “Las cuevas granero de Nájera, arqueología del almacenamiento”, fue brillante y esclarecedora. En primer lugar hicieron una visión general de los sistemas de almacenamiento de cereales y otros víveres en la antigüedad en diferentes países de Europa y de África. Y es en esta categoría de graneros en los que, a falta de otros estudios que demuestren lo contrario, sitúan a las cuevas de Nájera. El proyecto cuenta con recursos suficientes para seguir investigando en este tema a nivel europeo y especialmente en la Península Ibérica. Por lo que los estudios, hechos cribando la tierra con cribas de calibres de varias secciones, siendo las más pequeñas capaces de retener elementos minúsculos como semillas de amapola, etc., continuarán. Resaltaron la especial singularidad de las cuevas de Nájera, que pueden ser las más importantes de España. Y eso porque gracias al ambiente totalmente ausente de humedad que existe en las mismas, favorecido por la composición de las rocas y la orientación soleada, han permitido la excepcional conservación durante siglos de semillas de especies destinadas a la alimentación humana y animal, polen de plantas y hierbas -algunas hoy desaparecidas de nuestros campos por los herbicidas -, así como de pepitas de uva, restos de tejidos e instrumentos de hierro. Un ejemplo sorprendente es la conservación en perfecto estado de espigas de cereales completas. O como dato curioso, semillas de especies de melón no dulces, sino que se comían en verde, tal como siguen haciendo en Valencia o en algunas partes de África. Otra especie curiosa, semillas de mijo, que proviene de oriente y permitía varias cosechas al año. La datación de algunos restos vegetales ha quedado situada por ahora en el S. XI. Dicha datación proviene de materia vegetal de adobes conservados que formaban parte de pequeños muros en los espacios para el almacenamiento. Todo ello parece relacionado con los bereberes, pero no se descarta, en cuanto al origen de las cuevas, a falta de más estudios futuros otras cronologías que incluso nos podrían llevar al mundo tardorromano. También se están estudiando los restos conservados de insectos. Por último, reseñar que la sala anexa al Cine Doga estuvo a rebosar, y que se han llevado para Madrid una gran cantidad de sacos de tierra recogida en el interior de las cuevas, que seguirán estudiando durante largo tiempo.
