viernes, 9 de diciembre de 2022

El éxtasis otoñal de contemplar un fósil vivo.

El ginkgo, gingko, árbol de los cuarenta escudos o nogal del Japón es una Especie de árbol del género Ginkgo, la única especie no extinta de la clase Ginkgopsida, siendo un ejemplo de relicto o fósil viviente, debido a su presencia en el registro fósil desde hace 290 millones de años. Su aspecto se asemeja a las plantas con flor o angiospermas, aunque pertenece al grupo de las gimnospermas.​ El ginkgo moderno es un fósil vivo, con fósiles claramente emparentados a él que datan del Pérmico, hace 270 millones de años. Se extendieron y diversificaron por toda Laurasia durante el Jurásico medio y el Cretáceo para comenzar a escasear a partir de entonces. Hacia el Paleoceno, el Ginkgo adiantoides era la única especie que quedaba y, al final del Pleistoceno, los fósiles de ginkgo desaparecieron de todos los registros a excepción de una pequeña zona de la China central donde ha sobrevivido la especie moderna. El botánico alemán Engelbert Kaempfer (1651-1716) estaba en Japón trabajando para la compañía de las Indias Orientales cuando, en 1691, descubrió ejemplares de ginkgo vivos. Los describió en su obra Amoenitatum exoticarium, publicada en 1712. Más tarde llevó semillas de ginkgo a Holanda y en el jardín botánico de Utrecht se plantó uno de los primeros ginkgos de Europa, que todavía está allí. Un año después del estallido de la bomba de Hiroshima, en la primavera de 1946, a cerca de un kilómetro de distancia del epicentro de la explosión, un viejo Ginkgo destruido y seco empezó a brotar, mientras que un templo construido frente al mismo fue destruido por completo. Para Hiroshima se transformó en símbolo del renacimiento y objeto de veneración, por lo que se le llama «portador de esperanza». El árbol fue documentado y fotografiado como el ginkgo de la bomba atómica de Hosenbo en Hiroshima. Después del desastre se despertó la curiosidad en la ciencia médica por estudiar las propiedades curativas del Ginkgo biloba. En Nájera tenemos tres: dos en la margen derecha del río Najerilla -que van a desaparecer cuando se ejecute el proyecto de rehabilitación- y el de la fotografía que encabeza la entrada, ubicado en la margen izquierda, junto al Parque Infantil “Ribera del Najerilla”. Curiosamente, solo hemos podido disfrutar de tan maravillosa imagen este año, porque el encargado de que no sobresalga ni una brizna de yerba en dicha margen se encuentra de vacaciones. Así que, aprovechad a contemplarlo, porque cuándo nos veremos en otra.