martes, 24 de junio de 2014

Ni los elementos pueden con ellas.


    Una vez más ha quedado demostrado que ni los elementos pueden con las fiestas de San Juan. A pesar de que la lluvia nos ha dado una tregua durante toda la mañana para que pudiéramos almorzar al aire libre y disfrutar de las Vueltas hasta bien entrada la Calle Mayor, a las cuatro de la tarde ha caído agua a cántaros, lo que ha hecho que los Músicos dejasen de tocar para guarecerse en el escenario y seguir el ritual de dar las tres Vueltas que marcan el final. Cuando han llegado a él ha dejado de llover, pero a la segunda Vuelta ha vuelto a diluviar. No obstante, la mayoría de nosotros, incluida la "Conchius", con la que he tenido el honor de dar las Vueltas, no solo hemos seguido hasta el final, sino que, empapados de agua, hemos pedido un bis que los músicos, como siempre, nos han concedido generosamente, y además nos han aplaudido por aguantar como jabatos el temporal. Terminadas las Vueltas nos hemos dirigido a la zona, donde ha vuelto a diluviar, sin que ninguno nos diéramos por vencidos. Pero ha llegado un momento en el que caía tal cantidad de agua, que nos ha obligado a marcharnos a casa. Ahora mismo, cuando estoy escribiendo estas precipitadas líneas, está cayendo el Diluvio Universal. Como nota negativa, un año más nos han enviado de Logroño un montón de autobuses de jóvenes a hacer botellón en la ribera, sin tener la decencia de tener los servicios de la Estación de Autobuses abiertos. Lo que ha provocado que casi todos los bares del Paseo hayan cerrado los suyos. Ya que el Gobierno de La Rioja nos envía cada año a esta falange de jóvenes, lo mínimo que puede hacer es tratarlos como a personas, en vez de como animales, abriéndoles los servicios.