martes, 4 de diciembre de 2012

"Eso es pijamentol en rama".

La Chapuza va a ser mucho mayor de lo que yo me imaginaba.
   Los Berengüelos que nos desgobiernan, no solo no se enteran de nada, sino que se pasan la evidencia por la punta del haba  (perdonadme la expresión, pero es lo que rimaba). Si cuando se hizo la primera vez lo de “Peñaescalera”, se hizo mal (además de no hacer nada de lo indicado por los Técnicos del Ejército de Tierra, no se pusieron anclajes y mallazo), se hizo una chapuza. Y todo lo que se haga encima de una chapuza, volverá a ser otra chapuza. El monte Malpica está en continuo movimiento, y  por más pegamento que se le ponga al farallón, pared, cortado, muro, falda, o como vosotros lo queráis llamar, cuando una roca rompa (que eso es lo que ocurre) se lo llevará cual si fuera agua. Y ante un hecho tan evidente como grave, decir “que vais a realizar revisiones anuales de la pared para garantizar la seguridad de personas y vehículos que transitan por el lugar”, es “pijamentol en rama”, como decíamos de jóvenes. ¡Eso es tanto como decir que vais a mirar el río Najerilla todos los inviernos para que no haya crecidas! Desprendimientos de rocas ha habido, hay y habrá siempre. ¡A ver si os enteráis! Y sabido esto, lo que hay que hacer, en lugar de buscar titulares cada cierto tiempo, es bajaros del pedestal de la soberbia en el que estáis subidos, hablar con la oposición, y, entre todos, tratar de darle una solución definitiva a este gravísimo problema. Como ya os he dicho en anteriores ocasiones, no tiene porqué ser mañana mismo: Puede hacerse en distintas fases. Pero para eso hay que tener, además de arrestos, ambición y mucho cariño por Nájera. Sé que no es una tarea fácil. Pero sé también que, del mismo modo que se han tirado siete millones de euros en una prescindible Piscina Cubierta, con trabajo e ilusión, y yendo de la mano de la oposición a Logroño, Madrid y Bruselas, puede solucionarse el problema. Así que ya sabéis: Aquí tenéis una noble tarea para demostrar vuestro amor por Nájera.

¿Quién dice que sobran los liberados? (15)

   La Plaza del Mercado, otrora una de las más importantes de nuestra ciudad, principalmente porque en ella se celebraban durante todo el año “los jueves del mercado”, donde acudían gentes de todos los pueblos de la comarca a vender y comprar “tetones”, que transportaban en unas peculiares furgonetas, y metían en una jaulas de madera que instalaban debajo del soportal, y a pasar el día, comiendo “asado”, en bares, pensiones y restaurantes, jugando grandes partidas de dominó y de cartas entre irrespirables nubes de humo de "Farias" en nuestros bares, y llevando a cabo desafíos en el “trinquete de la Juana”, donde se jugaban a la pelota los pocos cuartos que les habían quedado, además de “las cuerdas” que había que pagarle a la señora Juana, es una de las más maltratadas de nuestra ciudad. Después de eliminar su precioso suelo compuesto de canto rodado (igual que hicieran con la de San Miguel), llenándolo de hormigón de un modo infame, ahora mismo presenta un estado deplorable, como podéis observar en estas dos fotografías, que reflejan fielmente cómo se encuentra en su totalidad. ¡Lamentable!