sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Cómo te apellidas?

   Con lo tranquilos que estábamos los de mi generación, con nuestras mujeres o con nuestra soltería, ahora va, y a los socialistas no se les ocurre otra cosa que decretar que los hijos se apelliden por orden alfabético. Es decir, que si mi mujer se apellida Alonso, y yo, Martínez,  verbigracia, mis hijos serán Alonsos. ¡De los de toda la vida!
   Verás tú ahora, qué ciscos va a haber en los domicilios conyugales, con la que ya nos estaba cayendo, dilucidando a ver, no ya cómo haremos para comer filetes, sino cómo coño se van a apellidar nuestros hijos (yo estoy salvado, porque mi mujer se apellida Suárez), bajo amenaza de divorcio. Eso en cuanto a los casados. Pero es que los solteros, lo tienen aún mucho más crudo. Imagínate tú a Ramón, a Jaime, a Daniel, a Fernando y a tantos y tantos más, en una Discoteca, preguntándoles a las chicas: ¿y tú cómo te apellidas?, en lugar de aquello que tan aprendido teníamos: ¿Estudias o trabajas? ¡La que digo! ¡Un auténtico fastidio!

Repisas, aleros y cornisas.

   Pasear por el casco antiguo de Nájera, para vergüenza de propios y extraños, se ha convertido en una peligrosísima aventura. A la dificultad de andar por las angostas aceras de algunas de sus calles, se ha añadido ahora la del peligroso estado en el que se encuentran muchas repisas de balcones, aleros y cornisas, de casas totalmente abandonadas y medio derruidas. Por lo que los najerinos y visitantes, no tienen más remedio que caminar por las mal llamadas calles, porque en realidad son carreteras, arriesgándose a ser atropellados, por los muchísimos coches que circulan por nuestra ciudad, sin respetar la señal de prohibido pasar de cuarenta.
   Porque ésa es otra: Aquí, lejos de hacer lo que cualquier otra ciudad que por tal se tenga, no peatonalizan una calle ni hartos de gaseosa. Ni tan siquiera las que llevan a Santa María La Real, a pesar de habernos dicho por activa y por pasiva, que después de construir el tercer puente, se iba a peatonalizar toda esa zona. Ese era, al menos, el compromiso que los próceres del Partido Popular adquirieron con los najerinos. ¡Es más! Fue ése el pretexto que utilizaron hasta la saciedad, para intentar inculcar en los najerinos la falsa necesidad de su construcción: Que el tráfico dañaba Santa María La Real (cosa absolutamente cierta), y que imperiosamente había que protegerla.
   Es absolutamente increíble observar cómo estos pelafustanes, que la han tenido siempre sumida en el mayor de los desprecios, la utiliza a su antojo para hacer política, intentando, además, quedar ante nuestros ojos, como sus verdaderos guardianes.

¡Contra la pared!

   Aunque muchos najerinos no se enteraron de ello, nuestros ilustres gobernantes decidieron poner los bancos de la Plaza de Santa Cruz, contra la pared del nuevo edificio, para colocarnos allí, al igual que en el colegio, a los niños que no somos buenos.
   A pesar de haberlos colocado una tarde de finales de agosto, fueron numerosos los najerinos, peregrinos y veraneantes que los vieron, y se partieron de risas con ellos. Tanto es así, que os juro por mis muertos más frescos, que fueron muchos los que decidieron inmortalizar semejante ocurrencia, haciéndose fotos sentados en ellos. Y no os digo nada, cuando nuestros mayores salieron del Círculo: ¡aquello fue ya un auténtico cachondeo! Fijaos si lo fue, que a los pocos días ya los habían cambiado de sitio. ¡Y menos mal! Porque si no, quien comprara el primer piso, y más si era mujer, no iba a poder salir al balcón en su vida, a fumarse un cigarrillo o a tomar el aire fresco.