Nájera se ha quedado sin cabinas telefónicas. La semana pasada fueron retiradas las pocas que aún teníamos, y con ellas desaparecieron algo más que unos simples aparatos de cristal, hojalata y cajeros. Las cabinas eran una referencia de la España del siglo pasado. Pero el progreso no para, y se lleva por delante todo lo viejo. Los operarios que las quitaron dejaron todo cual si nunca hubieran estado con nosotros. Pero el tratamiento que le dieron a la del Paseo de San Julián, me parece desacertado y peligroso: las baldosas no tienen porqué invadir el Paseo. Y al hilo de esto, he de decir que la construcción del nuevo depósito de agua de boca en el Castillo es un error histórico, e, igualmente, peligroso. Tanto como querer dejar el puente de San Juan de Ortega con sólo tres ojos abiertos. Pero en nuestra ciudad no se puede pedir más, amigos Cantores: el nivel de nuestros políticos es cero.
