martes, 30 de octubre de 2012

Adiós a otro trocito de historia.


Esto es lo que quedaba a media mañana de las dos casas.
   Los inmuebles sitos en la calle San Jaime, nº 62 y 64, han sido derribados esta misma mañana, después de un proceso de más de ocho meses, desde que la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Nájera acordara por unanimidad ordenar a los propietarios del inmueble nº 62 su derribo, por haberlo declarado en estado de RUINA ordinaria, en base al artículo 199, en su apartado 2. C, de la Ley de Ordenación del Territorio y Urbanismo de La Rioja, que indica que “se deberá declarar el estado ruinoso cuando se requiera la realización  de obras que no pudieran ser autorizadas por encontrarse el edificio en situación de fuera de ordenación”.
   El acuerdo de Febrero de 2012, decía así: “La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Nájera ha declarado en estado de “ruina ordinaria” el inmueble sito en la calle San Jaime nº 62, ordenándoles a sus propietarios el derribo total de dicho inmueble, en un plazo de veinte días, apercibiéndoles de que, transcurrido el plazo sin haberse ejecutado el derribo, se procederá a la ejecución subsidiaria de la orden por el Ayuntamiento, con cargo al obligado, y en su caso, a la incoación de expediente sancionador con imposición de la multa que legalmente proceda. Haciendo expresa advertencia de que todos los gastos en que incurra el Ayuntamiento por razón de las medidas adoptadas serán repercutibles en el propietario o propietarios, en vía administrativa y hasta el límite del deber normal de conservación. Debido a que el Ayuntamiento es propietario de la edificación colindante, sita en la calle San Jaime nº 64, se procederá a la demolición teniendo en cuenta el estado ruinoso de dicha edificación y la existencia de elementos comunes entre la propiedad municipal y la privada. Los propietarios de dicho inmueble tienen un plazo de audiencia de 10 días, para que aleguen lo que estimen procedente en su derecho”.
   Su demora ha sido debida a las alegaciones interpuestas por los propietarios de dicho inmueble. Pero lo cierto es que los dos edificios representaban, además de una imagen de abandono y de desidia intolerable, un peligro cierto. No por ello deja de sentir uno un poco de tristeza, ya que esas dos casas formaban parte del paisaje de la Nájera de mi niñez, de la que ya apenas quedan referencias.