viernes, 19 de noviembre de 2010

Huerto solidario.

   Muchas han sido las veces que he estado tentado de registrar un escrito en el Ayuntamiento de Nájera, solicitándoles a nuestros gobernantes que nos fuera concedida  la Plaza de España a los ecologistas, para crear en ella un vivero en el que cultivar encinas, robles, hayas y otras especies autóctonas, para repoblar con ellas todas las zonas desérticas que existen en los alrededores de la ciudad, con la certeza de que nada más leerlo, todos ellos, absolutamente todos, iban a echarse las manos a la cabeza, gritando al unísono: ¡Éste hombre está loco! Y no les faltaría razón.
   Sin embargo, cuando sin escritos ni formalidades, entre plato y plato, o copa y copa (igual me da que se me da), otros colectivos o sujetos de varias especies, les dejan caer en restaurantes o bares, así, como el que no quiere la cosa, que les vendría muy bien construir en el Paseo (esa Maravilla Natural que muy pronto perderemos), no sólo no se echan las manos a la cabeza mientras les llaman locos al unísono, sino que, encantados, se brindan a trabajar con la mayor de las solicitudes en ello.
   Hallábame hace unos días reflexionando sobre este despropósito, o toque de atención, pues de haberlo llevado a cabo, les juro a ustedes, amigos lectores, que hubiese sido sólo para eso, para ver si de una vez por todas se les hace la luz a estos sujetos, y se dan cuenta de que tan descabellado es lo uno como lo otro, cuando me vino a la memoria el folleto del que les hablé en la última “Crónica de Nájera”, ese que buzonearon el pasado verano, con el título de “Seguimos cumpliendo en Nájera”, y recordé que, tal y como les adelanté, observé en él una clamorosa ausencia: “El Colegio San Fernando”. Esa obra que tan necesaria y vital era hace seis años. Ese Centro de Enseñanza que si no se construía con inmediatez absoluta, parecía ser que todos los najerinos nos íbamos a volver tontos o lelos. Ese flamante edificio por el que iban a trabajar sin regatear esfuerzos, para tenerlo construido e inaugurado ya hace cuatro años, por el bien de nuestros futuros mozos.
   Y atando cabos (una cosa lleva a la otra), llegué a la conclusión de que como no lo van a construir en un montón de años (parece ser que el único motivo de cambiarlo de sitio era la inclinación que tenían los álamos centenarios del Paseo que a traición se cargaron este verano), pensé que quizá no sería mala idea el que estos sujetos que dicen gobernarnos tan eficazmente, les dejaran la explanada de la Calle Canalón, donde iba a ir ubicado el Colegio San Fernando, sin renta alguna, a los cientos de najerinos que ahora mismo se encuentran en serios apuros por estar en el paro, bien arada, abonada y preparada, y con los aperos de labranza imprescindibles para su perfecto mantenimiento, para que creen allí un gran “huerto solidario” en el que poder cultivar con sus propias manos toda clase de frutas, hortalizas y legumbres, con las que poder ayudar en sus casas a ahorrar unos pocos euros en la bolsa de la compra.
   Y así, además de comprobar que efectivamente se preocupan por el bienestar de todos los najerinos, tal y como declara hasta la saciedad nuestra alcaldesa, en cuanto los de la prensa conectan una grabadora o le ponen un micrófono en la boca, los parados recuperarían su autoestima ejerciendo tan noble oficio, y volverían a sentirse personas.

¡Que no se apuren los parados!

   Los parados de la comarca de Nájera ya pueden dormir tranquilos, gracias a una iniciativa del Servicio Riojano de Empleo, que ha desplazado hasta nuestra ciudad a dos de sus responsables, a enseñarles cómo conseguir trabajo en el menor tiempo posible.
   Para ello, cientos de parados han sido citados estos días en la Sala de Usos Múltiples del Cine Doga, con cabida para unos cincuenta, para pedirles que elaboren un currículum, al que posteriormente dedicarán ellos unos diez segundos (esta gente trabaja lo que trabaja, y no da para más), en el que tienen que plasmar algo reseñable.
   Y ¡claro!, el personal se quedó totalmente mosqueado. Porque para ese viaje, no hacían falta tantas alforjas. Pero digo yo, ¡que sí! Que sí pueden aprovechar la ocasión, sobre todo mis contemporáneos, poniendo en el currículum que tienen 56, 57, 58, 59 años. O sea, que tienen cincuenta y tantos millones de razones para no ser contratados. ¡No me diréis que eso no se lee en diez segundos, y es, además, muy reseñable! ¡Pues eso! ¡Que descansen tranquilos!
   Y, al hilo de esto, me vais a permitir, cantores míos, que os cuelgue un artículo que publiqué en la "Crónica de Nájera", que viene como anillo al dedo.