miércoles, 15 de agosto de 2018

Deterioro del Claustro, por la mano del hombre.


Hace unos días escribí aquí mismo “que el Claustro de los Caballeros del monasterio de Santa María La Real de Nájera se encuentra en un estado de avanzado deterioro por dos causas, principalmente: Una natural, y otra por la mano del hombre”. Como anteayer escribí sobre la causa natural, hoy toca, pues, hablar del deterioro provocado por la mano del hombre. Soslayando las miserables mutilaciones acaecidas en tiempos de guerra, cuando en el año 1969, don Justiniano García Prado + dio a conocer el libreto de su “Crónica Najerense”, en Nájera se desató una euforia inusitada merced a las innúmeras crónicas periodísticas y reportajes televisivos que dicho acontecimiento provocó en medios locales, regionales y nacionales. La “Crónica Najerense” iba a desarrollarse con actores y actrices de Madrid, en los papeles principales, e iba a ser dirigida por el gran Director Roberto Carpio +. El escenario elegido para dicho acontecimiento fue el magnífico Claustro de los Caballeros de Santa María La Real. Para que las Crónicas pudieran celebrarse los días 14, 15, 16 y 17 de Agosto, la brigada de carpinteros venida de Madrid tuvo que montar previamente el escenario. Y fue aquí dónde, entre unos y otros -técnicos y operarios-, sin ningún escrúpulo ni ningún rubor, destrozaron inmisericordemente parte del Claustro, para colocar puntales, altavoces y focos. Como sé que esto es dificilísimo de creer, os cuelgo estas ocho fotografías que dan fe de ello. Si a esta salvajada le añadimos el maltrato sufrido cada año por doscientos jóvenes najerinos correteando, jugando, retozando e incluso orinando por todos sus rincones, comprenderemos fácilmente que la “Crónica Najerense” fuera sacada del Claustro de los Caballeros a la Plaza de Santa María La Real, que es donde se celebra últimamente. En la actualidad, sin los franciscanos custodiando el monasterio, y con unos gobernantes que acaban de descubrir Santa María La Real, corremos el serio peligro de volver a cometer los mismos errores. Espero y deseo de todo corazón que el Patronato de Santa María La Real evite que esta hermosa y frágil joya se convierta en la casa de Tócame Roque.