martes, 23 de abril de 2024

Un viaje maravilloso.

He leído novelas tan hermosas y sobrecogedoras sobre la judería de Toledo, que cuando fui a visitarla hace unos días la conocía sin haberla visto nunca. Pero en este viaje fuimos de sorpresa en sorpresa, y todas ellas inolvidables. Estuvimos conociendo Toledo por libre y con guías. Cuando hicimos las “Rutas Patrimonio Desconocido, Cuevas de Hércules”, tuvimos la gran suerte de dar con Carlos, un guía increíble que nos explicó la historia de tal forma, que quedamos todos encantados. Además de lo establecido, nos enseñó cuevas particulares preciosas. Cuando decidíamos callejear por nuestra cuenta, los toledanos que nos sorprendían mirando con embeleso patios particulares, nos invitaban amablemente a entrar a contemplarlos. Por sabido y por problemas de espacio, huelga deciros que visitamos todo lo que hay que visitar en Toledo.

Pero, al atardecer, cuando nos dirigimos a Puy du Fou a ver “El sueño de Toledo”, no podíamos ni imaginarnos qué espectáculo estábamos a punto de presenciar. ¡Eso es inenarrable! No me extraña que haya sido galardonado como “Mejor Espectáculo del Mundo”, -Personalmente, creo que no vuelva a ver jamás nada tan mágico y hermoso-. Al día siguiente, cuando volvimos de nuevo a Puy du Fou a ver el resto de espectáculos, lo hicimos creyendo que ya nada iba a sorprendernos, y ¡cuán equivocados estábamos! Los cuatro que vimos, “Cetrería de Reyes”, “El último cantar”, “A pluma y espada” y “El misterio de Sorbaces”, volvieron a dejarnos asombrados; sobre todo “El misterio de Sorbaces”, porque en el escenario en el que se desarrolla, era impensable que pudiera ocurrir nada extraordinario. ¡Y vaya si ocurrió!
Son unos montajes y unas actuaciones espectaculares. Y antes de abandonar Toledo, he de de deciros que es impresionante ver a miles de personas paseando a diario por sus calles.

SEGOVIA.

De Toledo nos fuimos a Segovia. Allí comenzamos nuestra nueva aventura visitando su impresionante Alcázar. Una vez terminada la visita, decidimos callejear por sus calles repletas de gente, también, hasta llegar al majestuoso acueducto. Es apasionante observar de cerca esta imponente construcción de doble arcada, Después de hacernos las correspondientes fotografías, como no teníamos tiempo para visitar nada más -no pudimos ver la catedral gótica del siglo XVI-, nos dirigimos a comer al “Restaurante Taberna López” -se lo recomiendo a todo el mundo-, donde volvimos a
quedarnos maravillados por su excelente servicio y sus exquisitos asados. Perfecto, su dueño y fundador, es, además de un profesional extraordinario, un hombre bueno y amable. Sobre la mesa que nos reservaron, hay expuestas una cepa y una botella de viña TONDONIA de 1964. Y un poco más alejado, un escudo -en el que nos fotografiamos-, hecho con sus propias manos. ¡Todo un lujazo!