Lo que en un principio inducía a pensar que el VII Escaparate del Rioja iba a ser un desastre: división de los estand de vinos entre las dos riberas y el Paseo de San Julián; coincidencia del acto con el concurso de pinchos… resultó ser todo un éxito. Nuestras riberas, calles y bares fueron tomadas por una muchedumbre deseosa de probar los excelsos caldos y los sabrosos pinchos, y, aunque el VII Escaparate del Rioja se clausuró a las 14’30 horas, tal y como estaba previsto, nuestras calles y bares permanecieron llenas de gente hasta altas horas de la tarde, tomando muchos de nosotros café torero. Tanto es así, que más que de un domingo cualquiera, parecía que estuviéramos disfrutando de las fiestas de San Juan o San Pedro. Todo contribuyó a ello: la Peña Juventud se quedó sin existencias, y najerinos y visitantes gozamos en bendita hermandad de un día precioso.
