martes, 6 de octubre de 2020

Se nos ha ido una gran persona.


Aunque nunca fuimos juntos, Javi Untoria y yo nos conocíamos de toda la vida: Sus padres, Jesús y Regina, eran íntimos amigos de mi familia, por parte de padre, y comían y cenaban juntos en el “Huerto del Navarro” todos los veranos, a la fresca de una gran higuera. Por consiguiente, nuestro trato fue cercano y hermoso, y puedo presumir de saber que tenía un corazón que no le cabía en el pecho. Para describir a Javi sobran las palabras. Todos los najerinos lo conocen de sobra. Pero me gustaría añadir que era un eximio najerino, aunque por su humildad, haya podido pasar desapercibido, y no haya aparecido nunca en los periódicos. He estado buscando una fotografía para despedirlo como creo que a él le hubiera gustado; y he elegido esta, alegrándonos las fiestas. Ojalá exista el Cielo, Amigo Javi, y ahora mismo estés con Dios, sentado a su Diestra. ¡Así sea!