domingo, 4 de febrero de 2018

Agranda la puerta Padre...



Angelito, salao. Ayer tuviste una despedida hermosa y emotiva. Tus “chiguitos”, a los que se les unió “Uge”, tocaron sus instrumentos de cuerda como nunca, y las voces del coro que les acompañaban, nos pusieron a todos los pelos de punta. Yo quería haber hecho tuyos los últimos versos de Unamuno, para que le pidieras al Padre que te agrandara la puerta, mas no quise hacerlo, porque temí no estar a la altura. Hoy los hago tuyos aquí, donde tú entrabas cada día.

“Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar”.
Así sea, Amigo mío. ¡Descansa en paz!

Vayas por donde vayas... vallas.