Cuando me dirigía al Pabellón Multiusos a hacer unas cuantas fotografías de la vacunación de las 1.800 personas de la comarca de Nájera, de entre 50 y 54 años, citadas hoy, me han abordado varias personas al grito de “¡antes tenías que haber venido!”, cual si yo fuera culpable de algo. Eran las 10’15 de la mañana, y, obviamente, me he quedado anonadado ante tan tempranas quejas. Mas cuando he llegado, lo he entendido todo: decenas de personas se agolpaban en el Pabellón Multiusos, haciendo cola para entrar a vacunarse, mientras miembros de la Guardia Civil y de la Policía Local abandonaban el lugar. Al parecer eran muchísimas las personas que se habían presentado allí antes de hora, y se ha debido preparar una buena. El caso es que dentro, al igual que en otras ocasiones, a mí me ha parecido que todo iba de maravilla: Tanto las encargadas del papeleo como las de los pinchazos y los de Cruz Roja, han tratado a todos los citados con amabilidad y diligencia. De hecho, he visto enfermeras del Centro de Salud de Nájera colaborando voluntariamente para que fuera más rápida la cosa. Pero lo cierto es que, sea por lo que quiera que haya sido, la mañana ha sido un tanto funesta. Y para que no faltara nada, cuando me he ido, en la salida había algodones por el suelo, porque solo había una papelera y estaba llena. ¡Una pena!
