lunes, 13 de junio de 2022

No se puede pasear con tanta incultura por el rellano de la vida.

El Alcalde de Nájera, Jonás Olarte Fernández, a pesar del documento que Amigos de la Historia Najerillense les entregó al Gobierno de La Rioja y a él, con cantidad de alternativas factibles, rigurosas y serias, sigue obstinado en desmantelar sí o sí el Museo Histórico Arqueológico Najerillense, para llevárselo a la Casa de Cultura, a sabiendas de que nada de lo expuesto en él, y de lo que resta por exponer, es del Ayuntamiento, sino de los Amigos de la Historia y de donaciones particulares. Estar empecinado en llevar a cabo esa aberración, es de una incultura intolerable. Porque el Museo no es sólo la colección, sino el propio edificio, con las pinturas de la Botica en techos y paredes, los empedrados, las puertas y muros de sillería con las inscripciones de los presos de su época como cárcel del partido judicial de Nájera. Y lo que tendría que hacer, si de verdad quiere que Nájera prospere, es llevarse inmediatamente el Juzgado de allí, dedicar todo el edificio a Museo, y reconstruir el puente elevado del abad, para comunicar el Museo con Santa María La Real. Y habilitar las salas de estudios y reuniones contempladas dentro del proyecto “Valle de la Lengua” en las dos o tres alturas que se pueden levantar en los vuelos del Cine Doga, que son nuestros, y se encuentran a escasos metros del monasterio de Santa María La Real y de la Escuela de Patrimonio Histórico de Nájera. No hacerlo así, además de demostrar un analfabetismo infinito, es querer muy poco a su ciudad.