lunes, 2 de agosto de 2021

El Najerilla era un mar.

El río Najerilla en Nájera era un mar que fluía alegre y pausadamente, o indómito y salvaje por un cauce de más de 500 metros de anchura -jamás tuvo 46- hasta que algunos de sus ingratos pobladores le robaran miserablemente todo el terreno para construir edificios, fábricas, discotecas, casas baratas, escuelas, plazas de abastos, polideportivos, frontones, centros de salud, plazas de toros, piscinas, residencias, pabellones, restaurantes, casillas de aperos y hasta paseos marítimos, encajonándolo temerariamente. Tanto es así, que si alguien tuviera el valor de llevar a cabo el deslinde del río Najerilla ahora mismo, este abarcaría, ¡ojo al dato!, desde la Fuente de la Estacada, hasta las traseras de la Calle Mayor. Con el cambio climático presente, urge revertir esta anómala y peligrosa situación y darle al río la mayor anchura posible, abriendo como mínimo cinco de los ocho ojos que tiene el puente de San Juan de Ortega, para que tenga más capacidad de desagüe. Cuando un joven najerino, preocupado por semejante situación, comete el terrible sacrilegio de decir esto en voz alta, los sátrapas analfabetos del Ayuntamiento de Nájera lo convierten en el acto en el “enemigo público número uno”, achacándole, interesada y malvadamente, la intrusión llevada a cabo durante más de cien años, y culpándole, además, de los posibles desbordamientos futuros, y de las muertes que pudieran producirse en ellos, ¿Se puede ser más miserable?

-Para el "ingeniero" que le escribió la carta al señor Alcalde-.