viernes, 9 de mayo de 2025

Como en casa.

Esta semana he estado en Granada con mi mujer y mis cuñados, y me he sentido como en casa. Tal es así, que no puedo ponerle ni un solo pero a la estancia. Tuvimos la suerte de alojarnos en un apartamento precioso, en pleno casco histórico, junto a la catedral, y de encontrarnos con dos guías excepcionales, Paco y Delfina, que nos enseñaron extraordinariamente la historia del Sacromonte -tradicional arrabal de los gitanos granadinos- y del maravilloso barrio del Albaicín, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994, el primero, y la del casco histórico, hasta llegar al principio del barrio del Albaicín, la segunda. Paco, natural de Jaén, conoce la historia de Granada como la palma de su mano, y domina el árabe a la perfección. Delfina, Argentina, es una guía que, además de conocer también la historia de Granada, es dulce, cercana y le gusta interactuar con los turistas, haciendo muy divertida y didáctica la visita. Antes de esto, nada más llegar a Granada, fuimos a visitar la famosísima Alhambra, declarada, igualmente, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984, y los cuatro quedamos maravillados ante sublime belleza. Además de esto, todos los bares de Granada a los que acudimos nos ofrecieron una generosa y sabrosísima tapa con cada consumición: un plato de lomo guisado, de gambas, de bacalao, de carne de jamón asada, de pescaditos… y, además, lo hicieron con una alegría tan contagiosa, que hicieron que nos sintiéramos como en casa. Con tres cañas nos íbamos cenados a la cama. Por la tarde, pedíamos el menú del día -13’85 euros- en diferentes restaurantes del casco histórico, y terminábamos completamente saciados. Una visita sagrada para mí, era la Huerta de San Vicente, la casa de la huerta del poeta universal, Federico García Lorca, y, cuando la hicimos, se me pusieron los pelos de punta. Por si la estancia en Granada no hubiese sido lo suficientemente hermosa, al venir para La Rioja paramos a comer cordero asado en Lerma, y al terminar, mientras paseábamos para hacer la digestión, descubrimos que el poeta y dramaturgo José Zorrilla pasó su juventud allí, y que la Villa de Lerma le dedicó “Un paseo con Zorrilla”, y le hizo un monumento como agradecimiento. Después de esto, ¿se puede hacer, por ventura, un viaje más completo?