Esta tarde, a las ocho en punto, ocho jóvenes de Anguiano han dado por cumplida la mítica, trepidante y hermosa tradición de la bajada de la cuesta de los zancos. Antes de ello, los danzadores se han calzado los zancos y han danzado en la plaza para relajarse un poco, antes de lanzarse dando vueltas cual peonzas por la cuesta principal del pueblo. Mientras lo hacen, van tocando las castañuelas y son guiados por el cachiberrio. Aunque el día más grande -y preferido por los danzadores- fue ayer, festividad de la Magdalena, hoy, a pesar de ser miércoles y de haber sufrido una caída importante los termómetros, Anguiano ha estado atestado de gente. Y antes de finalizar la entrada, he de deciros que los custodios de los danzadores se tienen que emplear a tope, para que la muchedumbre que ocupa la estrecha cuesta, no provoque ningún incidente. ¡Impresionante!