viernes, 7 de noviembre de 2014

PODEMOS: PRESENTE E IMPERATIVO.


     La primera persona del plural del presente de indicativo del verbo poder es podemos. Que es presente ya nadie lo discute. Podemos ha pasado en cuatro días de ser una apuesta arriesgada a ser toda una realidad, es decir, ha pasado de ser una opción de futuro a un esperanzado presente. Pero es precisamente este presente el que queremos cambiar. No nos vale. No se puede uno quedar cruzado de brazos mientras vemos como todas las conquistas sociales alcanzadas en los últimos años van desapareciendo por arte de birlibirloque. No se puede tolerar que la sanidad, la educación, la justicia, etc., vayan licuándose como un azucarillo en un vaso de agua mientras los ciudadanos se encogen de hombros. Ante semejantes actuaciones no nos queda más remedio que tomar las calles, los ayuntamientos, los sindicatos, los partidos, en fin, todo eso que se ha dado en llamar los agentes sociales. Esos agentes con los que el gobierno dice consensuar su política retrógrada. Agentes sociales son: la CEOE, de donde salieron personajes como Díaz Ferrán o Arturo Fernández, estos que decían que había que trabajar más y cobrar menos; IU  y CCOO, UGT y PSOE, unos con tarjeta black y otros inmersos en el escándalo de los EREs; PP, con todos los tesoreros acusados de manejar su ya famosa caja B, recibiendo dinero de empresas que más tarde serían las destinatarias de jugosos contratos, manipulando la información para que la ciudadanía no se entere de todos los chanchullos que trufan su manera de hacer política. Pero podemos es también primera persona del plural de imperativo. No del verbo poder, sino de podar. En unas declaraciones de Jordi Pujol, decía el ex honorable, que si se van quitando las ramas de un árbol acabarían cayendo los nidos. ¡Qué gracia! Los que están cayendo son todos sus pollos, que estaban esquilmando la ya maltrecha economía española y catalana. Así las cosas, no debemos dejar de podar este árbol enfermo que solo da sombra a unos cuantos aprovechados. No nos debe temblar la mano a la hora de proceder a una poda rigurosa, tenemos que sanear. Parece que lo que pasa últimamente en el parque del retiro es una imagen del estado del país, donde se van cayendo ramas por doquier aplastando a los paseantes. Un país que va encogiendo mientras gente como Pujol y una gran parte de la clase política engordan por momentos. Imperativo es hacer la poda para poder ganar el presente. Una buena poda nos llevará a una mejor cosecha, y si no que les pregunten a nuestros agricultores que no dudan cada año en aplicar la tijera a sus cepas para conseguir mantener los estándares de calidad que hacen a nuestros caldos de los más apreciados del mundo. Presente es el momento histórico que estamos viviendo, es ahora o nunca. Nunca en los últimos treinta años hemos estado tan cerca de conseguir ser quienes llevemos a España hacia una sociedad más justa, sin ganapanes, sin estómagos agradecidos, sin corrupción. Una España en la que la sacrosanta constitución deje de ser papel mojado, donde se reconozca el derecho a una vivienda digna, a un trabajo dignamente remunerado, en la que no se hagan expulsiones “en caliente”, donde se respeten los derechos humanos y en la que los representantes de la ciudadanía respondan a las demandas de sus representados.

Jesús Niño Ojeda