 |
| Albergue municipal de peregrinos |
Me desternillaría de risa. Acabo de recoger del buzón un tríptico del Gobierno de La Rioja, en el que nada más posar la vista he leído: “Nájera está más viva que nunca”, y nada más subir a casa, lo he echado al cubo de reciclar papel. Desconozco lo que pone por dentro; pero leyendo eso en la contraportada, me lo puedo imaginar: “Que Nájera es maravillosa”; “que aquí todo funciona a la perfección”; “que tenemos toda clase de servicios”; “que gozamos de la mejor atención sanitaria del mundo”, y, para no cansaros, “que hay un montón de empresas haciendo cola para instalarse en nuestros polígonos, porque ahora mismo no tenemos terrenos donde acogerlas”. Como digo al principio, si no fuera una situación tan triste la que estamos viviendo ahora mismo los najerinos, me desternillaría de risa con este tipo de propaganda. Y eso, soslayando la inconmensurable contradicción que existe entre lo que dice la presidenta de La Rioja, y lo que dice su compañero de partido, el candidato a la alcaldía de Nájera: “Quiero volver a poner a Nájera en el lugar de donde no debía haber salido”.
