lunes, 26 de enero de 2015

ESCENAS POLÍTICAS IMAGINARIAS (O QUIZÁ NO TANTO) (1)


Son las nueve de la mañana de un lunes cualquiera. En el palacete de Gobierno de La Rioja, el consejero de Justicia e Interior, Emilio del Río, golpea con los nudillos la puerta del despacho presidencial.
             - ¿Das tu permiso, presidente?
             - ¡Pasa, Emilio!
Vistiendo un terno gris oscuro y una corbata azul claro, el consejero cruza la puerta, da un enérgico taconazo y saluda a la romana.
- ¡Arriba España!
El presidente lo mira con una sonrisilla burlona que le achina los ojos hasta convertirlos en dos muescas oscuras. Está en mangas de camisa, con el nudo de la corbata apretándole ligeramente la lustrosa papada.
- Baja ese brazo, Emilio, que das el cante. ¡Viva La Rioja!
El consejero coloca los brazos en jarras y se pone a imitar a Begoña Arboníes  en trance de cantar una jota.
- Y viva el vino de Harooo y las peras de Rincón, los chorizos de Baños… ¡Y la Virgen de Valvaneraaaaa…!
Tras retirar a un lado de la mesa el informe que estaba leyendo, el presidente se endereza y luego reclina el cuerpo contra el respaldo del sillón, mientras junta las manos en un gesto inadvertidamente arzobispal o cardenalicio.
- Anda, Emilio, siéntate ahí y deja de hacer payasadas. ¿Me traes la lista de desafectos a nuestro Régimen que te pedí?
- Aquí la tengo.
            Emilio del Río ha dejado de ser traductor y comentarista del retórico Marco Fabio Quintiliano para convertirse en la mano derecha, doberman de guardia, desatascador de cloacas y ejecutor de los trabajos sucios que le encarga el presidente. Con tantos quehaceres ya no saca tiempo ni para teñirse el pelo, y desde hace unos meses luce un tupé canoso que ha logrado dulcificar su antigua imagen de chico malo.
            - ¿A cuántos tienes fichados en tu lista de desafectos, Emilio?
            - A tres o cuatro centenares.
            - ¿Tantos, eh? Parece mentira, después de habernos pasado cerca de veinte  años  invadiendo y ocupando todos los espacios de la sociedad civil.
            - Eso sí, la lista la sigue encabezando, como siempre, el editor de Piedra de Rayo. Ya lleva más de una década siendo el número uno de nuestro particular  hit  parade.
            - A ese ni agua.
            El consejero cavila unos instantes.
            - Pues fíjate, presidente, lo que son las cosas: yo creo que le he terminado cogiendo cariño.
            - Ten mucho cuidado, Emilio. Te estás volviendo un sentimental, y ya sabes que eso no podemos permitírnoslo los políticos de raza.
            - ¿Tú crees?
            - Me lo habrás oído decir mil veces: a los gobernados hay que llevarlos derechitos como velas a base de palo y zanahoria, que en nuestro caso consiste en repartir caramelos en forma de cargos y subvenciones generosas para los nuestros, y a los demás hostiazo y tentetieso. Para que sepan todos quién  manda aquí y se anden con ojo. La cosa funciona así: si no tú no estás a mi lado y de mi parte te conviertes en mi adversario, y entonces yo lo que voy a hacer desde el Gobierno es darte por saco todo lo que pueda. Así que ya sabes, riojanito: chitón y a obedecer. Pero sin tocarme los cascabeles más de la cuenta.
            - No, si yo te entiendo perfectamente, presidente, pero es que me da no sé qué. Fíjate que para sacar a la calle nuestra Belezos le acabamos fusilando a Muntión la idea, el formato, las secciones y toda la temática al completo de su Piedra de Rayo. Se lo fusilamos todo. Ya sólo nos ha faltado fusilarlo a él.
            -  ¿Cómo has dicho?
            - Estaba hablando en sentido figurado, presidente.
            - Ah, bueno, vale, aunque tampoco estaría mal que alguien le diera un buen tirón de orejas al de Tricio. Porque, mira, estoy de pedruscos rayados, de blogs cantores que no se callan ni debajo del agua y, en general, de izquierdosos que van a su bola y con ganas de jorobar la marrana,  hasta más arriba del ciruelo. O sea: del mismísimo  ciruelo. ¿Sabes cómo te digo?
  
         Sempronio Graco                                                                              Continuará