sábado, 26 de febrero de 2011

Alimento para el espíritu.

   Cuando vayáis a hacer la compra, cantores míos, y os encontréis en el camino a algún artista callejero, sobre todo los “jueves de mercadillo”, que es cuando suelen ponerse en nuestras calles, a reclamarnos, a través de su música, un donativo, no permitáis que se vaya de nuestra ciudad de vacío; dadle aunque sea una monedita de diez céntimos, pues, al igual que tenéis que pagar en el mercado los alimentos para el cuerpo, tenéis que pagarle al artista en la calle el alimento para el espíritu. ¡Así sea!