martes, 18 de octubre de 2022

Y la culpa no es suya.

En la acera que encabeza esta entrada se cayó una señora mayor un jueves de mercadillo. Afortunadamente resultó ilesa. Después de aquella caída, son muchas las personas que jueves tras jueves se siguen tropezando en ella. Esto, con ser grave, que lo es, sería lo de menos si nuestros gobernantes cumplieran con su deber y dedicaran las horas suficientes a mejorar nuestro día a día. Pero no es así: el muerto sigue en medio del Paseo de San Julián; los Parques Infantiles están abandonados; la valla del Muelo sigue sin ser restaurada; la fuente de la pasarela sigue inutilizada; el Parque Natural y el Paseo de San Julián dan vergüenza ajena; las zarzas de las vallas de las piscinas de verano continúan sin podar; el camino de la margen izquierda del río Najerilla está inundado todos los días; el paso de cebra que divide el Paseo de San Julián es una auténtica barrera arquitectónica para las personas con movilidad reducida; la barandilla de la pasarela sigue amenazante para quien se agarre a ella; las aguas del río Najerilla bajan sucísimas y malolientes muchos días; la Estación de Bombeo sigue como el primer día; las calles y plazas están medio hundidas; el Cine Doga permanece cerrado; muchos najerinos y najerinas llevan semanas, meses, años esperando ser atendidas; se han cargado la Feria; se van a cargar el Museo; no traen ni una sola industria… y nadie dice “esta boca es mía”. ¿Qué más nos tienen que hacer estos ineptos gobernantes para que los najerinos les pierdan el miedo de una santísima vez y los pongan en su sitio? ¿Hasta cuándo vamos a permanecer impertérritos ante tanta ineptitud y chulería?... Mientras los najerinos no reaccionemos, la culpa de nuestra caótica situación no será suya, sino nuestra, por nuestro pusilánime y cómplice silencio.