viernes, 11 de marzo de 2022

Se me ha ido un hermano.

Ricardinis y yo -así es como siempre le he llamado- hemos estado juntos desde pequeñitos, cuando ambos vivíamos en “la casa de las monjas”, en cuyo bajo, su padre Jesús, se ganaba la vida lijando. Después quiso el destino que ambos siguiéramos juntos también en nuestra juventud, luchando en la ORT -Organización Revolucionaria de Trabajadores-, para acabar con la dictadura franquista; trabajando en la creación del Sindicato Unitario, del Club Juvenil, de la Peña Malpica y de la revista del mismo nombre; haciendo excursiones al monte; limpiando el río Najerilla cuando creamos el GEN -Grupo Ecologista Najerilla-, con el que colaboró sin desmayo… Estando casado yo, Ricardinis pasó noches inolvidables filosofando con Geni, Santi, Fotrius y otros clientes y amigos asiduos, en el Mesón Duque Forte, hasta que el gorjear de los gorriones nos avisaba que estaba amaneciendo y teníamos que irnos pitando. Vivimos juntos el “Primer Día de La Rioja”; celebrábamos bailes en el San Fernando y en el Managua, que el difunto Paco Luis nos cedía siempre gentil y gratuitamente, para poder costear la revista -también celebramos uno en el “Trinquete de la Juana”, donde, por cierto, nos mangaron el dinero de la caja de farias-, nos presentamos a las elecciones, seguimos peleando, codo con codo, por las conquistas sociales. Y últimamente, hace unos años, me aconsejó sabiamente cuándo tenía que jubilarme. Y hoy, en el día de la verdad para mí, la mayoría de la gente dice eso de “Dios te libre del día de los elogios“; yo, por el contrario, digo “a los vivos respeto y a los muertos la verdad”, puedo decir y digo solemnemente que Ricardinis, además de un hombre NECESARIO, fue siempre  un hombre BUENO. ¡Hasta siempre, hermano mío!

Y nos hablan de Turismo y de Progreso.

Acabo de visitar el Pabellón Multiusos, y no sólo no lo han arreglado, sino que está muchísimo más estropeado. Ahora mismo podrían entrar a él -o quizás entren ya- a hacer gincanas toda clase de vehículos, mientras a nuestros incompetentes  gobernantes se les llena la boca hablándonos de Turismo y de Progreso. ¿Qué impresión creen ustedes que se llevan quienes visitan el Pabellón Multiusos para practicar o para ver deporte? Ya les contesto yo: ¡vergonzosa!