lunes, 1 de mayo de 2023

Una lectura del pregón desastrosa.

Las caras de los gobernantes lo dicen todo.

Ayer, os lo juro por la memoria de mis bienamados padres, estuve dudando si titular la entrada como la titulé: “La gran ausente”, o, por el contrario, “Las grandes ausentes”, por lo que está ocurriendo con la Policía Local merced al desencuentro que mantienen desde hace años con el actual Alcalde. Y mira por dónde, habría acertado titulándola en plural. La lectura del pregón ha sido desastrosa. Los coches no paraban de entrar y salir del Paseo de San Julián, retirándonos y rozándonos a todos los asistentes. Cuando la Policía Local ha llegado, el Alcalde, a pesar de estar en un acto solemne, se ha dirigido raudo y veloz donde uno de los Policías y, después de decirle lo que le haya dicho -seguro que nada bueno-, ha vuelto al monolito a terminar de escuchar el pregón junto a su compañero. ¡Eso no se hace jamás! En un acto tan augusto como este el Alcalde tiene que permanecer impertérrito escuchando el pregón, y, una vez finalizado, que les diga lo que les tenga que decir a los Policías Locales. Por eso cuando hablo de fiestas, lo hago siempre con tiento e interrogantes, porque nunca sabes qué sorpresa te tienen guardada nuestros gobernantes. Y lo cierto es que cada año se superan en improvisaciones, desaciertos y graves errores. Por lo demás, la escenificación ha estado magnífica, como siempre.