miércoles, 26 de junio de 2013

El influjo de la luna...


O lo que mal empieza, mal acaba. Después de la triste sorpresa (nadie lo sabía) que la sacrílega de la alcaldesa nos tenía preparada con el recorrido del desentierro (la hostelería debería tomar buena nota) de la "Venancia": Ir a la hoguera y volver de ella por el tercer puente, para alegría de pájaros y peces, y de los nubarrones que aparecieron en el cielo al amanecer, todo hacía presagiar que San Juan iba a ser un desastre. Y encima, al ser lunes, todos pensábamos que íbamos a estar en familia. Pero hete aquí que no: Comenzó a salir el sol hasta quedarse un día magnífico; hubo más gente que nunca dando las Vueltas en el Paseo; los niños las dieron junto al Quiosco, disfrutando como enanos, y los mayores, por la parte de afuera, gozándola como locos; reinaba la alegría, y, salvo que tragamos un poco de polvo porque el Paseo no se había regado, todo fue increíblemente hermoso. Horas antes, la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, o el Presidente del gobierno, Pedro Sanz (igual me da que los mandara el Ayuntamiento que el Gobierno), nos mandaron, ¡ojo al dato!, once autobuses de jóvenes a hacer botellón a las riberas. O sea, a beber de nueve a nueve: Doce horas seguidas. Más tampoco esto empañó este día tan hermoso. Por si esto fuera poco, el recorrido desde la estatua de San Fernando hasta la entrada de la Calle Mayor se hizo a una velocidad vertiginosa. Pero la cosa era demasiado hermosa para que durara. Una vez en la Calle Mayor, algunos "najerinos" comenzaron a apuntar maneras, y, al llegar a la Pastelería de Costan, la fiesta se convirtió en una guerra: Sanjuaneros de toda la vida tuvieron que abandonarla, cabreados y malheridos; los Músicos aguantaron estoicamente lo inaguantable; los que sabemos de qué van estas cosas veíamos que la fiesta iba a terminar mal, y los aguerridos "najerinos" seguían a lo suyo: ¡Cargarse el día de San Juan! Al final, a la entrada a la Plaza de España, los Músicos dejaron de tocar porque ya no aguantaban más, y en un abrir y cerrar de ojos, por poco se prepara una batalla campal. No obstante, he de decir, que a pesar de este desagradable incidente, una vez colocados los Músicos en el escenario, numerosos najerinos dimos de maravilla las tres últimas Vueltas. Después, como viene siendo habitual, algunos de nosotros (muchísimos más de los que yo pensaba), nos fuimos a la zona a seguir con los amigos la juerga. Al venirnos a casa, a las nueve y cuarto, aproximadamente, nos dimos de bruces con lo de los últimos años: Jóvenes del botellón pegándose como marranos (más chicas que chicos, por increible que parezca), la Policía Local y la Guardia Civil desbordadas con tanto altercado, y, para que no se mataran entre ellos, con la conducción por grupos (de cincuenta, creo) del resto de los jóvenes a los autobuses, cual si fuera ganado conducido al redil. Y entre tanto, la fila de coches parados por culpa de los autobuses que venían a por ellos, llegaba hasta Barpimo. ¡Lamentable final!