lunes, 13 de abril de 2015

ESCENAS POLÍTICAS IMAGINARIAS (O QUIZÁ NO TANTO) (7)



Inmaculada Ortega, la que fue durante la legislatura pasada lugarteniente (o lugartenienta) del secretario general de los socialistas riojanos, Quico Martínez Aldama, ha sido siempre una de las diputadas autonómicas más conflictivas y numereras, y todavía se recuerdan sus desplantes cuando era miembro de la Mesa del Parlamento. A veces el secretario general y ella se sentaban juntos en el hemiciclo, frente a los escaños de los populares, y se pasaban todo el tiempo distraídos y hablando entre sí por lo bajini, como dos escolares traviesos y poco aplicados. Una mañana, mientras Conrado Escobar hacía pajaritas de papel y Juan José Muñoz y Aránzazu Vallejo, los dos miembros del gobierno Sanz más tocados entonces por las acusaciones de corrupción, bostezaban escuchando las letanías modorras de José Ignacio Ceniceros, el cansino presidente de la Cámara Autonómica, Luis Alegre, que ha sido toda su vida un cachondo, se arrimó al presidente Sanz y le cuchicheó al oído, refiriéndose a los dos socialistas:
              - ¡Ahí los tienes! Míralos qué majicos están. Parecen Caperucita Roja y el Lobo feroz.
           Al presidente le hizo gracia la ocurrencia de Alegre y dio rienda suelta a su hiriente sarcasmo.
             - Vale lo de Caperucita Roja, Luis, pero ¿el Lobo feroz? Anda, déjalo en perrito caniche, y además ‘capao’.
Al presidente Sanz le gustaba tener siempre a mano a Luisito Alegre, por aquel entonces consejero de Educación, Cultura y Deportes. Luis le hacía más llevaderos los plenos con sus comentarios cargados de retranca e ironía. Sobre todo los que tenían que ver con Martínez Aldama, a quien Pedro Sanz consideró siempre un mediocre y un advenedizo de la política: un trepa que aspiraba a la poltrona más alta del Gobierno riojano y era incapaz de desarrollar un discurso coherente y una ambición sazonada con el suficiente empuje como para alcanzar algún día sus legítimas aspiraciones.
Estaban ya muy próximas las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo de 2011, y todas las encuestas anunciaban el renovado desembarco de las banderas victoriosas de los populares. Sobre todo en La Rioja, donde los seguidores de Mariano Rajoy ya se veían tocando nuevamente el cielo de la mayoría absoluta en el Gobierno Autónomico y en gran parte de los Ayuntamientos, como el de la propia capital, donde Cuca Gamarra aparecía en todos los pronósticos como próxima alcaldesa de Logroño. Los candidatos populares salivaban antes la perspectiva de aferrar una vez más los resortes del poder con las mismas manos crispadas con cuyos nudillos nos daban en la cabeza para cerciorarse de que dentro de nuestras calaveras sonaba a hueco. Se cernían negros nubarrones para los socialistas, y Martínez Aldama arrastraba consigo la melancolía anticipada de los perdedores sin remedio, algo que quedaba de manifiesto a quien supiera ver la situación sin el antifaz del sectarismo.
Quico no había decidido aún qué hacer cuando pasasen unas elecciones que venían cargadas de presagios tan oscuros para su partido y para él: si el haraquiri político o ingresar en un monasterio trapense para hacer penitencia por su torpeza y su injustificada arrogancia durante los meses anteriores. ¡Y por los tres mil euros de nuestros impuestos que había malgastado en llamadas desde el móvil! Pero mientras tanto se desahogaba con Inmaculada Ortega.
          - Fíjate, Inma, a veces fantaseo imaginando que les cae a los populares un chaparrón de fuego y azufre, como en Sodoma y Gamarra.
La lugarteniente Ortega era maestra en excedencia y agnóstica por ideología, pero aún recordaba vagamente algunas cosas de la Biblia, así que corrigió dulcemente a su secretario general.
            - Se dice Gomorra, Quico.
            El otro tuvo dudas.
            - ¿Estás segura?
          Finalmente se cumplieron los vaticinios, y la noche del 22 de mayo del año 2011 centenares de peperos riojanos cambiaron San Millán de la Cogolla por San Millán de la Cogorza. A Martínez Aldama le premiaron en su partido facturándolo para el Senado en las elecciones legislativas del mes de noviembre siguiente. El hombre se descolgó con una frase tan vacua como casi todas las suyas: «Ir al Senado es un reto». Cuatro años antes se había estrujado el caletre y escrito en La Rioja: «Ser socialista es un reto». ¡Qué pedazo de líder y qué cosas tan profundas escribía el tío! 
            Estamos de nuevo a las puertas de unas elecciones municipales y autonómicas. Debido a la atmósfera de corrupción generalizada, a las promesas incumplidas, a las subidas de impuestos, a los brutales recortes en Sanidad y Educación y a la falta de sensibilidad con los más débiles y vapuleados por la crisis, en la mayor parte de España pintan bastos para los populares. Pero parece que La Rioja posee un ecosistema político distinto a los demás, y aquí las perspectivas de los conmilitones de Luis Bárcenas, Jaume Matas, Francisco Granados o Esperanza Aguirre siguen siendo tan halagüeñas  como en anteriores comicios.
Las candidaturas socialistas al Gobierno y al Ayuntamiento de la capital las encabezan ahora dos mujeres, Beatriz Arraiz y Concha Andreu, pero a pesar de exhibir un discurso potente y bastante bien armado ya no conmueven a casi nadie. Además han apartado a muchas caras conocidas, como si quisieran empezar de cero y mostrar un rostro sin apenas ataduras con el pasado. Parece, sin embargo, que les va a dar igual. La gente está dando la espalda a los socialistas y se está dejando arrastrar por siglas y formaciones de nuevo cuño que venden un discurso más radical y en sintonía con lo que piensan muchos ciudadanos. Pero la fragmentación del voto va a aupar de nuevo a los peperos riojanos, provocando la frustración de los que sienten que el aire de La Rioja es irrespirable y que ya está bien de que Pedro Sanz comparezca como candidato por sexta vez consecutiva y con perspectivas ciertas de ganar.
Luis Alegre lleva cuatro años fuera de la política, pero el presidente Sanz tendrá de nuevo a su lado a quien le ría las gracias y encuentre motivos para hacer mangas y capirotes a costa de los próximos perdedores de estas elecciones en la Rioja. 
           -  ¡Oé, oé, oé oéééé…!

Sempronio  Graco                                                                    Continuará