martes, 17 de agosto de 2021

La Peña Juventud recupera los encierros.

Después del cabezudo en honor a Morgón, que ya forma parte de la vida y la historia de la Peña Juventud de Nájera, estas fiestas presentan un nuevo acto que les hace mucha ilusión. Es algo en lo que llevaban pensando muchos años, y que, según ellos, es más que merecido. Han recuperado una tradición “reciente”, pero que muchos de sus componentes no recuerdan: los encierros del TCP. Éstos volverán a las calles de Nájera el 16 de Septiembre, festividad de San Juan Mártir, con los siempre temidos, por su peligro y bravura, “miuras”, de la famosa ganadería del mismo nombre. Consistirá en un pequeño acto de agradecimiento a esa gran cuadrilla, TCP, y el posterior encierro. Los integrantes de la Peña Juventud siempre han apostado por recuperar tradiciones, porque Nájera y su gente se lo merecen. Y siempre mirarán al pasado para endulzar el presente. LOS ENCIERROS DEL TCP. Para aquellos que no lo hayan vivido, los encierros de la célebre cuadrilla najerina “Tira Como Puedas” -TCP-, llegaron a ser uno de los actos más esperados y concurridos de las fiestas de San Juan Mártir y Santa María La Real. -Los dos primeros años, cuando los toros salían “de la calleja de la Teria” y se adentraban en la Calle Mayor, najerinos y visitantes corrían despavoridos al escuchar los cencerros y ver a la gente correr. En la tienda de la Marisol, a la entrada de la Plaza de España, muchas personas trepaban por las verjas con las faldas al viento y algunos pantalones mojados. Tal era el pánico que los encierros crearon-. Estos comenzaban en el edificio de la Calle Garrán, número ¿5?, propiedad de mi Amigo “Costan”, donde actualmente hay una peluquería, con una muchedumbre que, periódico en ristre, le cantábamos a un muñeco colgado aquello de “A San Fermín pedimos/, por ser nuestro Patrón/, nos guíe en el encierro/, dándonos su bendición/… Al tercer cántico, todos corríamos por la calle Obispo Blanco, rodeando la Real Capilla y Parroquia de Santa Cruz, para salir, como ya he dicho, a la Calle Mayor, y llegar hasta la Plaza de España. Una vez terminado el encierro, la sede o chamizo del TCP se ponía a rebosar de jóvenes ávidos de degustar el zurracapote y otro tipo de bebidas que servían en una gran barra, para reponerse de la carrera y del susto. He de reseñar, que el esfuerzo era muy grande, porque también había encierros por la mañana; con lo cual, muchos de nosotros juntábamos la noche con el día. ¡Larga y fructífera vida, pues, a estos tradicionales y simpáticos encierros!