sábado, 5 de noviembre de 2011

Cerrado por defunción.

Enterrando bagatelas en la Piscina Cubierta.
   Dice nuestra senadora, Paquita Mendiola, “que nunca nadie había hecho tanto daño a nuestro país, como Zapatero y Rubalcaba, estando hoy España amenazada de ruina, con la economía estancada, con un enorme déficit y con los mayores recortes sociales de la historia”. Así, sin cortarse un pelo. Pues bien, señora senadora, no tengo más remedio  que decirle, que es imposible tener más osadía que la demostrada por usted, al hacer tan disparatadas declaraciones. No voy a entrar a pormenorizar cómo conseguimos los proletarios las “conquistas sociales”, negadas sistemáticamente por la clase de políticos a la que usted pertenece, ni cuánta lucha, dolor y cárcel costaron. Me voy a centrar solo y exclusivamente en nuestro pueblo, recordándole antes, que sus queridos partido y presidente, gobernando nuestra región con mayoría absoluta durante dieciséis años seguidos (con los cuatro de ahora van a ser veinte), en los mejores momentos económicos de la historia, han llevado a nuestra región al mayor de los desastres. (Ahora mismo están cerrando una Empresa diaria, según sus propias fuentes.)
   Y le digo que es imposible tener más osadía que la demostrada por usted, porque dentro de cuatro días vamos a tener que poner en las entradas de Nájera unas pancartas, con el enunciado: “Cerrado por defunción”, porque gracias a su nefasta gestión durante estos doce años (con los cuatro de ahora van a ser dieciséis), nuestro pueblo está totalmente muerto. Se han cargado ustedes la Libertad, la Democracia, la Historia, la Memoria, las Maravillas Naturales, la Industria, el Comercio; el Turismo, el Derecho al Trabajo… Han dilapidado nuestro dinero; han dejado que se hundan nuestro Casco Histórico y nuestras Calles; han derribado edificios nuevos y funcionales; han perseguido infame y despiadadamente a las Asociaciones que no se han sometido a sus dictámenes; han creado casi setecientos cincuenta parados; les han puestos unos sueldos astronómicos a sus tres liberados; se han dejado perder Subvenciones… Y así podría seguir hasta cansarme. ¿Cree usted, señora senadora, después de este pequeño repaso, que puede declarar lo que ha declarado sin avergonzarse?