viernes, 8 de julio de 2016

Mil años sin ver uno...


Y me encuentro éste muerto en la calle San Jaime. Ya ni me acuerdo del tiempo que hace que no veía un cuco por nuestra ciudad, y cuando me topo con uno, va y está muerto. Los de mi generación éramos bastante respetuosos con los cucos -no así con las ranas-, porque siempre habíamos oído que eran muy beneficiosos para el campo. Cuando íbamos a la Escuela, veíamos cantidad de ellos en el Paseo y en las choperas. Los cucos -sapos- son muy voraces, y comen cochinillas, babosas, escarabajos, orugas, moscas, gusanos e incluso pequeños ratones. Es una pena habérmelo encontrado muerto.