¡Buenos días, vecinos, autoridades y demás asistentes!
Me complace dar la bienvenida a este arraigado acto de la identidad najerina, que, en representación del Ayuntamiento, tengo el honor de pregonar.
Con oficial protocolo nos hemos congregado en este sitio, civilmente el más emblemático de la ciudad, otrora propio del barrio de Fuera del Puente y también del Campo de San Francisco por el aledaño convento desaparecido. En lugar tan señero originalmente se exhibía la soberanía de la ciudad con una columna o Rollo de Justicia, que, al estar en un cruce de caminos muy transitados, como el de Santiago, se le llamaba también Crucero, completado después con un Crucifijo y sustituido en 1843 por el actual Monolito, que el ayuntamiento esparterista de entonces dedicó a san Fernando III, haciéndose eco de la leyenda de su coronación aquí bajo un olmo y porque ese rey medieval encarnaba la monarquía popular que pretendía el recién instaurado Estado Liberal.
La leyenda surgió en nuestro Real Monasterio por su estrecha relación con los poderosos López o Díaz de Haro, señores de Vizcaya y la Tierra de Nájera, como testimonian en el Claustro los espléndidos sepulcros de Dª Mencía y, sobre todo, el de D. Diego II, al que cada nuevo ayuntamiento rendía pleitesía, visitándolo tras la elección para que sus cargos tuvieran validez. Precisamente, la relevancia de otro miembro del linaje, D. Lope Cabeza Brava, en el acceso de Fernando al trono, llevó a nuestros monjes a exagerar en los hechos el papel de Nájera, entonces villa real. La evidencia histórica, sin embargo, constata que, con renuncia de Berenguela, la madre, a sus derechos sucesorios y el apoyo de milicias urbanas y de algunos nobles, como nuestro Lope, Fernando III fue proclamado y coronado rey de Castilla en Valladolid a comienzos de julio de 1217. Unos meses después, tras liberarla D. Lope de los adversarios Núñez de Lara, Fernando vino a Nájera, que lo aclamó por rey entusiásticamente, como escenifica el brillante espectáculo que disfrutaremos tras el pregón.
Por otro lado, los 1 de mayo han sido desde tiempos remotos la ocasión de venerar a la Naturaleza por las nuevas cosechas y pastizales que ya apuntaban. Esa celebración pagana, o Árbol de Mayo, se cristianizará de forma general con la Cruz de Mayo y S. Isidro; y en Nájera, particularmente, con S. Felipe y Santiago Menor, oficiándose la liturgia del día en su ermita de la Salera y, al arruinarse, en la cercana, y también perdida, de S, Cosme y S. Damián, terminando en la iglesia de Santa Cruz. A esa celebración se añadió a partir de 1671 la de Fernando III porque, al ser canonizado ese año, se decretaron festejos en su honor por toda la monarquía; y la casualidad hizo que la orden llegara a Nájera en abril, en vísperas de la fiesta patronal de san Prudencio y ésta del 1 de mayo, con la que terminó fusionándose por la coincidencia de fechas y tener ambas carácter popular. Basándose en la cuestionable autoridad del Padre Mariana, que sin pruebas había publicado a finales del s. XVI la leyenda de la coronación, tanto la han magnificado los propios, y algunos ajenos, que ha ocultado el auténtico significado de este día.
La realidad, no obstante, pervivió en el subconsciente de la gente pues, si externamente se honraba a Fernando III, en el fondo, este acto servía para fortalecer los lazos comunitarios, juramentándose implícitamente a defender con determinación los intereses comunes, antaño sobre límites municipales, como refleja el simplificador y jocoso dicho de “Si no damos el pregón, Tricio nos quita el Paseo de san Julián”, en alusión a los enconados conflictos sobre lindes y derechos de paso en zona tan señalada cuando, tras siglos de compartir jurisdicción, ese pueblo hermano se separó.
Así pues, en esta ceremonia, además de ensalzar el recuerdo de Fernando III, resaltamos la importancia de la cohesión social para el bienestar de la ciudad, como nos interpela el espíritu del pasado. Con esa convicción, aquí y ahora, queremos renovar y renovamos el voto comunitario de unidad en la diversidad para afrontar todos a una, con decisión y perseverancia, los desafíos del presente.
¡¡¡Najerinos!!!, en homenaje a Fernando III el Santo, con el ejemplo imperecedero de nuestros antepasados y por una ciudad ilusionante, gritad conmigo:
¡¡¡Viva Nájera!!!
1 de mayo de 2025
Iván Rojo
Concejal
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