Anoche, como manda la tradición, multitud
de najerinos desenterramos a la famosa Venancia para que nos de fuerzas y nos
proteja durante estas benditas fiestas. Fue la noche de los niños -futuros sanjuaneros-
y de una peregrina australiana que, persuadida por esta conocida cuadrilla de
najerinos, se quedó a vivir la fiesta con ellos,
poniendo en riesgo la continuación del Camino. Hoy va a hacer un sol de
justicia, y vamos a sobrepasar los treinta grados. Así que ya sabéis, Cantores míos: Buen almuerzo en las riberas y en el cascajo; buenos lingotazos de
vino; café, copa y puro, y a danzar, beber y disfrutar como auténticos najerinos. Y el que
pueda, que culmine la fiesta como se culminaba en sus inicios. Pero sobre todo, ¡respetadme
a nuestros impagables músicos!
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