sábado, 23 de octubre de 2010

Instinto maternal.


Si se calla el cantor, pretende ser una partitura en blanco, en la que todos nosotros podamos escribir la canción que más nos guste, independientemente del género al que se refiera, y de lo mucho o poco que desafinemos. Nadie tiene peor oído que yo para la música. Por consiguiente, amigos míos, no me valen excusas. O sea, que ya sabéis: "Todos a componer canciones, a ser posible de amor, para que nadie acalle al cantor."
Para empezar, voy a incluir una fotografía muy simpática, de una pobre oveja, que tiene tan agudizado el instinto de madre, que ha estado semanas y semanas dándole calor a un humilde columpio, hecho con las cabezas de dos corderitos. Lo que me recuerda una de las típicas estampas que veía yo cuando era joven, en la gasolinera.
Se trata de la que protagonizaba de vez en cuando, el difunto Salvador Fernández, acompañado de sus hijos, Justi y Salva (José Ignacio estaba menos), cuando se dedicaba a sacar las pieles de oveja secas, guardadas en el almacen de la Plaza de La Estrella, junto al "Arco," para prensarlas en una prensa de madera (creo que era de haya), compuesta de dos armazones (uno de encimera y otro de bajera, con unas ranuras para meter en ellas gruesas cuerdas) cuatro puntales cilíndricos, y una palanca, también de madera, con la que, una vez puestas en la plataforma, las estipuladas por Salvador padre, las prensaban y hacían grandes fardos, que más tarde cargaban en un camión, diciéndonos a todos los curiosos, "que se acabó la función."

8 comentarios:

marisa dijo...

enternecedora estampa caballero de las letras elegante y sincero de tu cuñada que lo es
marisa

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Con piropos como los tuyos, "Marisiñus," uno se llama imbécil mil veces, por no haber creado el blog hace un montón de tiempo. Que uno, aunque humilde, es un poco vanidoso. Besos.

Raquel dijo...

Hola Eusebio de mi vida, no te preocupes porque el libro me lo deja mi prima Paqui, y yo prometo leerlo de cabo a rabo. la verdad es que me da un poco de envidia no haber nacido antes porque comentas cosas que yo no me acuerdo, como la peletería de la plaza de la Estrella y algunos de tus comentarios sobre gente (además soy muy despistada) pero no obstante es una gozada oirte, porque los recuerdos vuelven a mí, como el herrero que había donde ahora está Jose Mari (Chorizo), y los pollitos que había(no se de quien)con una gran bombilla (o es que me parecía grande), en fin tengo que leerlo para ponerme al día de ese pasado...
Muchos, muchos besos.

Raquel dijo...

Que se me olvidaba, he entrado a la página de tu amigo el "cantaupintor" y son geniales. Me ha gustado el de Luis Eduardo Aute, "rojo sobre negro", aunque es una canción que me gusta, la veo más tétrica que su cuadro, cuestión de sensaciones.
Besazos mil.

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Queridísima Raquel (al final "Fran" me ha de retar a un duelo, verás), lo que había donde José María Hernáez, era el taller del difunto Luis Montejo, el herrador, que se dedicaba a ponerles zapatos nuevos a todos los brutos de la comarca. Y los pollitos que tenía en una caja de tablerillo, con una bombilla para darles calor, eran los que nos comíamos todos los de Nájera y su comarca, y los criaba él. Algún día colgaré un artículo muy bonito, aunque personal, que hice de ese maravilloso entorno, dedicado a mi bienamado padre. Besitos en los labios.

Fernando Borque dijo...

D. Eusebio: (Amigo Use:)
Es admirable notar como quieres a tu pueblo, y nos tienes que decir que es lo que pones en ese cariño tuyo, para para que se contagie a los que vivimos en Nájera, pero que hemos nacido en otro sitio.
Para mi siempre fue una placer conversar con tu padre. Tu has heredado muchas cosas suyas, y quiero decirte que conversar contigo me supone el mismo placer que con Benedito.
Ahora con este Blog, con el que espero muestres una vez más tu inmensa afición, tambien voy a experimentar una gran satisfacción leyendote.
Un abrazo
Fernando.

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Amigo Fernando, con comentarios como el tuyo, uno no tiene más remedio que seguir haciendo lo que hace, aunque por ello tenga que pagar a veces un precio muy grande. El hecho de saber que llego a vuestros corazones, me hace adquirir tal compromiso conmigo mismo, que no detendrá mi caminar ningún mortal, por más amenazas que me lance. Sólo le pido a mi conciencia, amigo mío, que me duelan siempre las injusticias; y a mi corazón, que no desfallezca nunca al denunciarlas. Porque, ¿puede,por ventura, haber mayor recompensa para mí, que la de saber que hago feliz a mi gente?

Anónimo dijo...

Eusebio, soy Triki. Te he escrito un mail. Desconozco si lo has recibido. Hazmelo saber aunque sea por paloma mensajera.

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