viernes, 17 de septiembre de 2021

Una tarde-noche completa.

La tarde-noche de ayer, festividad de San Juan Mártir, fue completa. Disfrutamos del primer encierro de la Peña Juventud, de Batucada, de Charanga y de Verbena. La asistencia a todos los actos fue masiva -quizá demasiado-, y los bares y restaurantes se pusieron las botas. Hoy, gracias al Patronato, la Coral Najerense cantará en la misa concelebrada en la iglesia de Santa María La Real. Y lo que ocurra por la tarde, os lo contaré mañana, porque, aunque no os lo creáis, aún no tengo el programa de fiestas.

2 comentarios:

Eusebio Hervías del Campo dijo...

“Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin”. -Rabindranath Tagore-

Eusebio Hervías del Campo dijo...

LOS ENCIERROS DEL TCP.
Para aquellos que no lo hayan vivido, los encierros de la célebre cuadrilla najerina “Tira Como Puedas” -TCP-, llegaron a ser uno de los actos más esperados y concurridos de las fiestas de San Juan Mártir y Santa María La Real. -Los dos primeros años, cuando los toros salían “de la calleja de la Teria” y se adentraban en la Calle Mayor, najerinos y visitantes corrían despavoridos al escuchar los cencerros y ver a la gente correr. En la tienda de la Marisol, a la entrada de la Plaza de España, muchas personas trepaban por las verjas con las faldas al viento y algunos pantalones mojados. Tal era el pánico que los encierros crearon-. Estos comenzaban en el edificio de la Calle Garrán, número ¿5?, propiedad de mi Amigo “Costan”, donde actualmente hay una peluquería, con una muchedumbre que, periódico en ristre, le cantábamos a un muñeco colgado aquello de “A San Fermín pedimos/, por ser nuestro Patrón/, nos guíe en el encierro/, dándonos su bendición/… Al tercer cántico, todos corríamos por la calle Obispo Blanco, rodeando la Real Capilla y Parroquia de Santa Cruz, para salir, como ya he dicho, a la Calle Mayor, y llegar hasta la Plaza de España. Una vez terminado el encierro, la sede o chamizo del TCP se ponía a rebosar de jóvenes ávidos de degustar el zurracapote y otro tipo de bebidas que servían en una gran barra, para reponerse de la carrera y del susto. He de reseñar, que el esfuerzo era muy grande, porque también había encierros por la mañana; con lo cual, muchos de nosotros juntábamos el día con la noche. ¡Larga y fructífera vida, pues, a estos tradicionales y simpáticos encierros!

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