sábado, 18 de febrero de 2023

Sin diálogo es imposible entenderse.

Si por algo ha destacado durante estos últimos cuatro años el Ayuntamiento de Nájera ha sido por su prepotencia, su soberbia y su menosprecio a najerinos y empresas. Centrándonos en el tema que nos ocupa, según se publicó en su día, y volvió a publicarse ayer en el diario La Rioja, la empresa encargada de la piscina cubierta solicitó audiencia en el Ayuntamiento de Nájera para hablar con el señor Alcalde media docena de veces, y, al igual que todos los que han solicitado hablar con él, obtuvo la callada por respuesta. Sin entrar en el fondo del asunto -ni lo conozco ni me interesa-, lo que está claro es que ahora mismo vivimos una situación económica sobrevenida por la pandemia y la guerra de Ucrania, principalmente, que nada tiene que ver con la que vivíamos cuando se adjudicó el mantenimiento de la piscina cubierta, y que a algún acuerdo tendrán que llegar ambas partes. Pero para llegar a un acuerdo es absolutamente imprescindible el diálogo. Sin diálogo es imposible entenderse. Y cuando no puede llegarse al entendimiento, solo quedan los pleitos, que no son buenos para nadie. El titular de la crónica de ayer era rotundo, contundente; pero lo cierto es que un juez desestimó o no admitió a trámite las “medidas cautelares” de la empresa, y le obligó a dar el servicio hasta cumplir el acuerdo de la prórroga. Después se tendrá que fallar otro juicio, que ya está en marcha, y determinar si el Ayuntamiento tiene que compensar económicamente a la empresa, y si el acuerdo de la prórroga es o no lícito. Sea como fuere, y ocurra lo que ocurra, ya hay un claro perdedor: ¡el pueblo!