sábado, 19 de marzo de 2011

De tocas y hostias.

    Debido al reciente fallecimiento de Doña Tere, mi maestra de párvulos, me vais a permitir, Cantores míos, colgaros un artículo que le dediqué en mi libro “Recuerdos de infancia”, como sentido homenaje.
   “Los primeros recuerdos que de párvulo conservo, están íntimamente ligados a las tocas de las monjas, y a las hostias de Doña Tere, además de a los trocitos de queso y a la reconstituyente leche en polvo que cada mañana me servía mi querida y recordada “Esme”, en aquellos redondos e inolvidables vasos de duralex. Desconozco por qué fue así, pero lo cierto es que mi primera gran aventura la viví en el colegio de las monjas (antes se llamaban todos así: el de las monjas, el de los frailes y el de los maestros) y, por increíble que parezca, de lo único que me acuerdo es del nombre de la que fue mi maestra: Sor Visitación; de las tocas tan raras que llevaban en la cabeza; de las temibles tijeras que pendían del cordel que llevaban atado a la cintura de sus hábitos, y de los trocitos de queso que en grandes bandejas repartían entre nosotros todas las tardes, al terminar la clase, en el portal de la Calle Cantarranas, por donde actualmente se sube a la Residencia de ancianos. Cuando os decía que desconozco por qué fue así, me refería simple y llanamente a que, salvo aquel curso, todos los demás los pasé en los maestros, donde fui a para a las manos de Doña Tere, la mujer que más hostias me ha dado en lo que llevo de vida y, a buen seguro, de las que pudieran darme aún viviendo dos mil años. Aparte de las que nos daba a todos los parvulitos durante la clase (que eran muchísimas), yo me llevaba también las de por las mañanas, cuando, después de tomarme el vaso de leche en polvo (decían que nos los mandaban los americanos para matarnos el hambre), me dirigía a ella sin saber pronunciar la ñ. Ejemplo: “Buenos días, Donia Tere”. ¡¡Zasss!! Hostión que te crió. “Vuelve a entrar”, espetaba. Y yo, inocente de mí, por lo bajinis me decía: “¡Pero qué coño has dicho, Usebín, para que esta mujer te reciba de este modo!” Y, completamente acojonado, volvía a repetir la operación: “Buenos días, Donia Tere”. ¡¡Zasss!! Otro hostión, para ir entrando en calor. Y así hasta que se le cansaba la mano y comenzábamos a cantar las letras del catón. Después, cuando salíamos al recreo, en lugar de jugar a algún juego liviano, nos dedicábamos a celebrar torneos, montándonos unos encima de otros, a modo de rejoneadores, cuando apenas teníamos edad para sujetarnos, hasta que, a empujón limpio, terminábamos todos por el suelo sin redaños. Cuando Don Emilio tocaba el silbato para anunciarnos a grandes y a pequeños que el recreo había terminado, a los parvulitos se nos cambiaba el color y entrábamos de nuevo a clase literalmente cagados de miedo, ante la certidumbre de que, fuese por la razón que fuere, muchos de nosotros terminaríamos con los dedos de Doña Tere, en nuestras inocentes caras marcados”. ¡Descanse en Paz!

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Fui alumno de Doña Tere en el curso 59-60 y creo aún tengo los moratones de las hostias que me dió.
Me preparó para hacer el ingreso de bachillerato.
Hace unos 12 años coincidí con ella varias veces en Logroño y me quedó un buen recuerdo de ella.

Q.E.P.D

PD. También recibí alguna hostia de Sor Visitación, pero bastantes menos que de Doña Tere.

Anónimo dijo...

Estimado ANONIMO,probablemente SOR VISITACIÓN te daría sopapos pues no se si tendría mala "uva"para dar hostias.En fin no se sabreis que se jubilo;estaba destinada desde hace un monton de años en SAN CLEMENTE(CUENCA)

BACARDI

josean dijo...

Joder Use, que no eras el unico,todo quisqui alcanzaba alguna durante la clase, y el que no , un pellizco. Tambien estuve con ella en clases particulares, donde hoy esta el Hispano, en el Paseo.Fue la mas firme defensora de ¨ la letra con sangre entra¨¨,de todas formas, se recuerdan aquellos años con nostalgia. descanse en paz.

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Querido Amigo Josean, en el local de las curras, además de clases particulares, daba las permanencias, y había chicos que preferían hacer "picia" o "escapa", porque peferían que les pegaran sus padres, a estar una hora a solas con ella. Abrazos sinceros.

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Querido Amigo Bacardí, a mí no solo no me pegó, sino que me pareció una monja buena, a pesar del rostro severo que tenía. Me alegra saber que se encuentra bien y jubilada, aunque me hubiera gustado volver a verla. Abrazos.

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Querido anónimo, si te he de ser sincero, cuando salía a colación en alguna reunión, o simplemente me acordaba de ella, siempre me decía a mí mismo, que me asustaría volver a verla. Nunca lo pude saber, porque jamás coincidí con ella. Pero esa es la sensación que dejó grabada en mí, desde que la conocí en la escuela. Abrazos.

Benjamin dijo...

¡ Joder Eusebio !. Como para que se te olvide la Ñ. Si te preguntara en aquel momento, no creo que te hubiera importado que la suprimieran. Pero aparte de ésto. ¿Que diablos hacíais para recibir tantas "galletas"?.

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Pues que ahí donde lo ves, Amigo Benjamín, ahora mis amigos se ríen de mí, porque no sé decir Alemania, y digo Alemaña, cual si estuviera animando a una chica de Zaragoza. Por lo demás, y sin sacarlo de contexto (en todos los sitios pegaban hostias) esta buena maestra, que Dios tenga en la Gloria, era una sádica. Cuando llevaba yo a mis hijos de chiquititos a la escuela, y pensaba que a los pobres angelitos míos podrían darles con un regla en los dedos ateridos de frío, hostias en la cara y sangrantes pellizcos, se me ponían los pelos de punta. Fíjate cómo sería la cosa, que había niños que preferían enfrentarse a las hostias de sus padres, no yendo a la escuela, que a las que a buen seguro iban a recibir yendo a clase con ella. Te contaría muchísimo más, mi buen Amigo, pero prefiero esperar por si lo cuentan los protagonistas. Abrazos sinceros.

Benjamin dijo...

Lo tuyo fué con monjas. Lo mío fué con un cura con sotana muy negra. Tan negra como su conciencia. No estaría de más que los parroquianos se animaran a contar sus vivencias personales de chicos. Algunas seguro que son "memorables".
Muchos abrazos

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Pues ya sabes, Amigo Benjamín, ahora que tienes tiempo, memoria y buena pluma, sorpréndenos a todos los Cantores, contándonos en un libro tus aventuras, con o sin curas. Abrazos.

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Para finalizar este capítulo (hay que seguir informando), ya que no han querido decir nada mis coetáneos, haceros saber, cantores míos, que cuando ninguno de nosotros habíamos oído hablar de depresiones (hasta hace cuatro días no existían), en aquella época había críos que en llegando la noche, comenzaban a temblar y se iban a la cama sin cenar y, sin haber pegado ojo, al levantarse, además de no poder desayunar, se hacían encima del miedo que tenían de ir a la escuela de nuevo. Algunos, era tal el miedo que le tenían, que planeaban prenderle fuego al Castillo, con el convencimiento de que así se quemaría y moriría ella. ¡En fin! ¡Lo dicho! ¡Descanse en Paz!

Anónimo dijo...

hola a todos,pues yo tambien fui a que me preparase d ingreso a DOÑA TERE,en el local del paseo,que arriba era la casa de mi abuela Faustina,es verdad q hemos pasado alli mucho miedo, sobre todo a la hora del dictado, ahi si habia tortas para repartir, lo q si es cierto que creo q ninguno hemos tenido faltas de ortografia en mucho tiempo.Me gustaria saber si en la voz del najerilla q he recibido hoy, en recuerdos de la salera , del q hablan es de ti, para mi, me mereces todos los respetos, un abrazo y sigue asi SANTY

Eusebio Hervías del Campo dijo...

De mí habla, de mí; Amigo o Amiga Santy. Aunque lo hace, sin hacerlo; queriendo, pero no queriendo; deseándolo, pero no atreviéndose. ¡Me da absolutamente igual lo que pueda decir de mí, ese personaje! Me preocuparía que me rebatiera algo con aregumentos, o me demostrara que estoy equivocado y miento. Como no es el caso, ¡ni va a serlo!, por mí, el caso está cerrado. Abrazos, y bienvenido o bienvenida al blog.

Anónimo dijo...

pues a ver si tengo un rato y le contesto porque yo lo que he leido tuyo es tan respetable como lo que puede opinar EL,lo que no me parece lógico es que pueda decir que en un jardin crecen malas hierbas, porq estoy segura que para tus padres serias de los que florecen el jardin,un abrazo y soy chica y creo que si me conoces de años ha.....,soy hermana de adita y cuñada de fernando .
SANTY

Fernando dijo...

Estoy de acuerdo con tu amiga Santy.
Use, por las dudas que tienes si es amigo o amiga, pues es amiga, de tu edad más o menos.
Un saludo.
Fernando

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Santy, hermosa, me habías parecido tú, tanto por el nombre, como por la pista de tu abuela Faustina, pero como no lo sabía a ciencia cierta, he preferido contestarte como lo he hecho. Respecto a lo de ese personaje, decirte que mis bienamados padres, Benedicto y Celina (mis Benedicto y Celineta del alma),estaban tan orgullosos de mí, como yo lo estaba lo estoy y lo estaré siempre de ellos. Y tuve, además, el privilegio de tenerlos a los dos a mi lado, en sus últimos años, hasta que se murieron en mis brazos. Esto es algo que algunos jamás podrán decir. Besos y abrazos.

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Ya lo sé, Fernando, "salao". Sé que es tu cuñada, y mi Amiga de infancia. ¡Casi nada! Abrazos.

Anónimo dijo...

He encontrado este por internet, pongo el enlace por si os interesa:

http://www.serrablo.org/revista/110/maestros-en-sobrepuerto

Eusebio Hervías del Campo dijo...

Muy interesante, querido anónimo. Gracias y abrazos.

Fernando dijo...

Un marista, al que llamabamos "el fenómeno", con sotana tan negra como su corazón, escribia en la pizarra dandonos la espalda los alumnos a la vez que decía: Ese que ha hablado que salga aqui.
Yo, con 14 añazos, como el que había hablado era yo, sali como un idiota y me puse detras de él, y él sin saber ni siquiera de quien se trataba y menos que yo había salido con toda mi nobleza, se volvió de repente con el brazo extendido y me dió un hostión que me tiró contra la primera fila de pupitres.
Años después lo vi cuando él había tenido un accidente en la carretera de Pamplona, y cuando me di cuenta que ya estaba atendido, ni siquiera me acerque a él por el odio que le tenía.
Un saludo

Eusebio Hervías del Campo dijo...

En aquellos tiempos, Amigo Fernando, no se libraba ni el apuntador. Aunque he de decirte, que esta maestra que ha estado a punto de sobrevivirnos a todos, no tenía competidor. Abrazos.

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