Ayer se me murió
Elvira; una mujer hermosa en el sentido más amplio y profundo de la palabra. Y
solo una cosa me consuela, que ha estado mejor atendida que una reina. Desde
que Elvira perdió a Federico, su marido, mi buen Amigo Ramón siempre se ha
desvivido por ella, y juntos han disfrutado de todo cuanto se puede disfrutar
en esta vida. Cuando su salud se resintió y las fuerzas le flaquearon, Ramón la
cuidó con admirable abnegación y entrega, hasta que ayer la Parca vino a su
casa por ella. Por razones obvias, no tuve la fortuna de disfrutar mucho de su
agradable compañía, pero sí estuve lo suficiente con ella como para saber que
era una persona muy inteligente para su época. Elvira fue una mujer culta, dulce,
atenta y bondadosa; una madre excepcional, y una gran esposa. Por eso, Ramón,
Fede, Carmelo, Rita, Maricarmen, David, Ana, Borja, Aitana y Maia, podéis
sentiros muy orgullosos de ella. Comparto vuestro dolor, porque algo de mí se
ha ido también con ella.
1 comentario:
Qué funeral más bonito has tenido, Elvira. Ha sido muy emotivo.
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