Pueblo de Nájera.
Hace un año celebrábamos aquí el tiempo transcurrido desde la
proclamación del Estatuto que define a la Rioja como Comunidad Autónoma y lo
que ello ha significado en el desarrollo de nuestro autogobierno. Hacíamos
mención a los diversos acontecimientos históricos para ilustrar los factores
determinantes que fueron sucediéndose hasta alcanzar nuestra vigente identidad
geopolítica, subrayando el vigoroso protagonismo de Nájera en el proceso que
impulsó la andadura de ese ilusionante camino que nos ha llevado a las cotas de
progreso y bienestar que hoy disfrutamos. Quiero, en esta ocasión, resaltar un
hecho de capital importancia en lo que se refiere a la celebración del Día de
la Rioja. El próximo año, se cumplirán cuarenta desde que nuestra ciudad fuera
sede de esta fiesta. La primera, la más sustancial y genuina, la que acogió en
nuestros lares al más amplio abanico de la representación pública: partidos
políticos, sindicatos tradicionales y agrarios, asociaciones cívicas, peñas,
parlamentarios…Todo el espectro de una sociedad que sobrepuso sus diferencias,
sus intereses y sus egoísmos cuando comprobó que aquello iba en serio. Y todos
a una comenzamos a forjar una ilusión desde el empeño y el compromiso por un
objetivo común. Fue una bonita lección, una humilde pero hermosa epopeya de
riojanismo inmersa en la alegría colectiva de un día especial. Y fue un pilar
que con la perspectiva del tiempo no tiene parangón. San Millán de la Cogolla
acoge desde 1984 los actos institucionales que evocan la creación del Estatuto
en el edificio donde fue rubricado su texto y se otorgan las medallas que
distinguen a personas y entidades merecedoras de tal honra. Y en Santa Coloma
se incorpora, desde 1992, la lectura de un Pregón que de víspera conmemora la
Convención de 1812, cuando una Junta formada por los representantes de 59
municipios elevan a las Cortes de Cádiz la petición formal para que la Rioja se
gobierne por sí. Pero Nájera fue el solar embrionario donde se gestó nuestra
autonomía y es, por trayectoria, antecedentes y derecho, el lugar más
emblemático, sugerente y preciso para acoger el Día de la Rioja en toda su
plenitud esencial. Las reticencias políticas o los ambages no harán sino
fortalecer el valor de su enclave como rito de sus festejos. Nada que oponer a
los actos que ennoblecen este Día en Santa Coloma y San Millán de la Cogolla.
Ambos pueblos tienen la suficiente carga emocional y simbólica como para que se
tribute en ellos el homenaje solemne por su decisiva contribución a nuestra
estructura regional. Pero una celebración popular,
unitaria y fraterna no tiene mejor parada que nuestra ciudad. Aquella jornada
ya está inscrita en los acontecimientos que filtra la historia como un
referente. Estamos hablando del 8 de octubre de 1978, recién reinstaurado el
modelo democrático en España, en plena transición, con un panorama social
incierto y un mosaico autonómico en construcción. El lema de aquella
convocatoria fue “La Rioja empieza a caminar”. Y su llamada tuvo un cariz más
reivindicativo que festero aunque fuera esto, a la postre, lo que alivió el Día
de su tensión política y de su ingenua zafiedad a la hora de escenificar la
entrega de las 40.000 firmas recogidas en pro de nuestra identidad a los
parlamentarios riojanos que nos representaban en el Congreso de los
Diputados. Lo que a punto estuvo de
provocar un principio y un fin sin dar un paso, devino en un instintivo sentido
común general y la tarde transcurrió entre canciones y música en una espontánea
manifestación de solidaridad y alegría. Lo que vino años después, fue una
confusa sucesión de lugares donde el Día de la Rioja se celebró con apatía y
abstención popular hasta que el Gobierno regional apostó por nuestra ciudad,
entre 1992 y 1995, para acoger los actos con una completa programación que
relanzó la importancia y el significado de la jornada en el marco original de
su encuentro primero. Y eso es lo que desde este atril reivindicamos: la
proclamación institucional de Nájera como sede originaria del Día de la Rioja.
No pedimos sino hacernos responsables de nuestro protagonismo histórico y ser
dignos anfitriones de todos los que tengan a bien acompañarnos en el mejor
ferial para disfrutar de su celebración. Aquí, los colores de la bandera
riojana se plasman en la arcilla rojiza de sus peñas pintorescas, en las
límpidas aguas del Najerilla, en la frondosidad de sus campos y riberas y en
este sol reluciente que encaña los trigos y hermana a las personas. Así,
ofrecemos los pasillos de estas alamedas, nuestras calles y plazas, la pérgola
de nuestra hospitalidad para que el pueblo riojano recuerde y celebre en esta
ciudad aquellos primeros pasos que han configurado nuestra actual situación y
sigamos, con esfuerzo y afán, labrando los caminos de un mejor porvenir. ¡Viva
Nájera! ¡Viva la Rioja!
7 comentarios:
¡A ver si lo leen quienes lo tienen que leer! ¡Feliz Día de La Rioja!
MORGÓN desconozco si existe alguna comunidad,menos uniprovincial,que el DIA DE LA COMUNIDAD,lo reparta entre varias sedes,localidades y en una fecha impuesta por el poder politico y que,creo,a pocos les dice algo.Esta forma de actuar no da mas que a entender y darle la razón al dicho de "DIVIDE Y VENCERAS".NÁJERA ha demostrado cuando lo ha tenido que demostrar,que tenemos capacidad de organización,de recibimiento,de derechos históricos mas que sobrados para acoger todos los años y en la fecha que correspónde el DIA DE LA RIOJA.El que tenga ojos para ver y deseos de aceptar y de interpretar objetivamente ciertas cosas:¡que mire la fotografia que encabeza esta entrada!VIVA NÁJERA EN LA RIOJA Y VIVA LA RIOJA.
Un discurso redondo.
VIVA NÁJERA
Qué bonito discurso y que bien escrito.
Eusebio yo tenia 14 años entonces y no puedo olvidar aquella celebración, que cada vez tengo mas claro, no había cabecera que se atreviese a celebrar y proclamar un estatuto, (había miedo). No puedo olvidar la participación de "Carmen, Jesús e Iñaki", Fermin Valencia, etc que con sus canciones de libertad nos tenían la ciudad rodeada de "Grises".
"Que le quiten el tampón" "al botellón"
!! VIVA LA RIOJA ¡¡ sin intereses,
Había tanto miedo, que los franquistas irredentos intentaron boicotearnos por todos los medios. Todo el que vendría ese día a Nájera iba a morir en un atentado, según ellos. Pero les salió mal, y demostramos tener, además de las cosas claras, los cojones bien puestos.
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