Gracias al entusiasta empeño que muchísimos najerinos pusimos el año pasado, cuando Ana, Quique, Chuchi, Gascón y Mayoral estuvieron en la Plaza de Navarra el sábado 10 de Septiembre, pinchando desde las 11’00 horas de la noche, hasta las 3’20 de la madrugada, la música que oíamos y bailábamos en el “Sanfer”, en el “Managua” y en el “Bianco”, nuestros viejos disk jockey vuelven a actuar en Nájera de nuevo. En esta ocasión será el sábado 9 de Septiembre, a partir de las 11’00 horas de la noche, y se suma “El Rubio” al elenco. La del año pasado fue una de las mejores noches que hemos vivido mis coetáneos y yo, y otras generaciones más jóvenes. Espero que en esta ocasión nos pongan “Lluvia de primavera”, de Bebu Silvetti, y “El sonido de Philadelphia”, de MFSB y Three Negrees, con las que comenzábamos los de mi generación el baile en el “Sanfer” para calentar el cuerpo. Los que no pudisteis verlos el año pasado, no os los perdáis este. Es un auténtico privilegio.
2 comentarios:
“Debemos considerar perdido el día que no hayamos bailado al menos una vez”. -Friedrich Nietzsche-
SI NUESTROS VIEJOS DISK JOCKEY SUPIERAN…
Lo felices que nos hacen devolviéndonos por unas horas a aquellos tiempos en lo que todo era increíblemente hermoso, no cabrían en sí de gozo. Volver a vivir aquellos maravillosos años en los que los días eran eternos y nosotros nos creíamos, además de inmortales, los reyes del rock and roll, no tiene precio. Entonces, además de sentirnos en el “Sanfer” y en el “Managua” Robert Redford, y bailar suelto cual si fuéramos auténticos gogós, éramos capaces de buscar nuevas aventuras recorriendo miles de kilómetros en una “cabra”, un “mini” o un “seiscientos”, aunque al final no nos comiéramos un rosco, como en San Fermín, que creíamos que todas las extranjeras iban a ser para nosotros, y teníamos que conformarnos con ir a la feria a comernos un pollo. No obstante, la magia de salir del “Sanfer” o del “Managua” con una chica a sentarte en los bancos de cemento de la “Fuente de la Estacada”, o en las piedras que a lo largo del Paseo de San Julián había a modo de bancos, a desgastarte con ella los labios a besos, no tiene parangón, aunque los cabronazos de los cínifes te dejaran lleno de sarpullido todo el cuerpo. Pero esos añorados tiempos eran mucho más que todo esto. Eran estar deseando encontrarte con tus amigos para no separarte jamás de ellos -sobre todo con “Los Golfos”-; acudir a los “chamizos” después de haber estado toda la tarde en la piscina a remojo, a intentar calentar el “pizarrín” bailando “agarrado” con la amiga de turno; compartir con tus amigos todo… Era, en suma, beberte la vida a luengos e interminables sorbos. Gracias, pues, por esta vivificadora e impagable experiencia, colosos.
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