Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, te pareces al mundo en tu actitud de entrega. Mi cuerpo de labriego salvaje te socava y hace saltar el hijo del fondo de la tierra. Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros y en mí la noche entraba su invasión poderosa. Para sobrevivirme te forjé como un arma, como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda. Pero cae la hora de la venganza, y te amo. Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia! Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste! Cuerpo de mujer mía, persistirá en tu gracia. Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
¡Se nos llevan a las monjas! Primero les cerraron el Hospital del Santo Refugio. Y ahora se las llevan a ellas. Al parecer, la orden ha sido fulminante cual el rayo: Mañana por la tarde abandonan nuestra ciudad, y dejan a sus espaldas años de docencia y auxilio. Las monjas de La Piedad no se merecen semejante trato, ni de las Autoridades ni de este pueblo ingrato. Me imagino que nada podemos hacer por evitarlo. Pero podemos difundirlo por las redes y evitar que se vayan de nuestra ciudad por la puerta de atrás, cual si fueran canalla, acudiendo al patio del Colegio a mostrarles nuestro agradecimiento por haber dedicado sus vidas a educar a nuestros niños y a cuidar a nuestros ancianos. De bien nacidos es ser agradecidos. Y estas hermanas de la Caridad se merecen todo de los najerinos. ¡Difundidlo!
3 comentarios:
Los árboles que van a plantar, obviamente, no son ni acacias falsas ni sauces.
RETEJANDO
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistirá en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
¡Se nos llevan a las monjas!
Primero les cerraron el Hospital del Santo Refugio. Y ahora se las llevan a ellas. Al parecer, la orden ha sido fulminante cual el rayo: Mañana por la tarde abandonan nuestra ciudad, y dejan a sus espaldas años de docencia y auxilio. Las monjas de La Piedad no se merecen semejante trato, ni de las Autoridades ni de este pueblo ingrato. Me imagino que nada podemos hacer por evitarlo. Pero podemos difundirlo por las redes y evitar que se vayan de nuestra ciudad por la puerta de atrás, cual si fueran canalla, acudiendo al patio del Colegio a mostrarles nuestro agradecimiento por haber dedicado sus vidas a educar a nuestros niños y a cuidar a nuestros ancianos. De bien nacidos es ser agradecidos. Y estas hermanas de la Caridad se merecen todo de los najerinos. ¡Difundidlo!
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