La calle Samaniego, a la altura
del número 36, se nos hunde por momentos. Si no se le pone
remedio pronto, será imposible circular por ella dentro de muy poco tiempo.
La libertad se pudre desplumada en la lengua de quienes son sus siervos más que sus poseedores. Romped esas cadenas, y las otras que escucho detrás de esos esclavos.
Esos que sólo buscan abandonar su cárcel, su rincón, su cadena, no la de los demás. Y en cuanto lo consiguen, descienden pluma a pluma, enmohecen, se arrastran.
Son los encadenados por siempre desde siempre. Ser libre es una cosa que sólo un hombre sabe: sólo el hombre que advierto dentro de esa mazmorra como si yo estuviera.
Cierra las puertas, echa la aldaba, carcelero. Ata duro a ese hombre: no le atarás el alma. Son muchas llaves, muchos cerrojos, injusticias: no le atarás el alma.
Cadenas, sí: cadenas de sangre necesita. Hierros venenosos, cálidos, sanguíneos eslabones, nudos que no rechacen a los nudos siguientes humanamente atados.
Un hombre aguarda dentro de un pozo sin remedio, tenso, conmocionado, con la oreja aplicada. Porque un pueblo ha gritado, ¡libertad!, vuela el cielo. Y las cárceles vuelan.
4 comentarios:
POETAS ANDALUCES.
https://www.youtube.com/watch?v=NVA5ifLis1E
Cierre ya del vertedero de amianto en la calle sanmaniego!!!!
El Oso de la Demanda:
Del otro lado del CHARCO "Cancion para un Continente" - SAVIA NUEVA.
https://www.youtube.com/watch?v=HiUOzlI3CYA&nohtml5=False
La libertad se pudre desplumada en la lengua
de quienes son sus siervos más que sus poseedores.
Romped esas cadenas, y las otras que escucho
detrás de esos esclavos.
Esos que sólo buscan abandonar su cárcel,
su rincón, su cadena, no la de los demás.
Y en cuanto lo consiguen, descienden pluma a pluma,
enmohecen, se arrastran.
Son los encadenados por siempre desde siempre.
Ser libre es una cosa que sólo un hombre sabe:
sólo el hombre que advierto dentro de esa mazmorra
como si yo estuviera.
Cierra las puertas, echa la aldaba, carcelero.
Ata duro a ese hombre: no le atarás el alma.
Son muchas llaves, muchos cerrojos, injusticias:
no le atarás el alma.
Cadenas, sí: cadenas de sangre necesita.
Hierros venenosos, cálidos, sanguíneos eslabones,
nudos que no rechacen a los nudos siguientes
humanamente atados.
Un hombre aguarda dentro de un pozo sin remedio,
tenso, conmocionado, con la oreja aplicada.
Porque un pueblo ha gritado, ¡libertad!, vuela el cielo.
Y las cárceles vuelan.
MIGUEL HERNÁNDEZ
https://www.youtube.com/watch?v=GzfhAb8fY1E
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