El Muelo a la altura de la "Fuente de la Estacada". |
Cuando un domingo por la mañana te levantabas a mear y, al darle al interruptor, no se encendía la luz, gritabas emocionado: ¡Han cortado el Muelo! ¡A pescar se ha dicho! Y te vestías a todo correr y, sin apenas desayunar, con las legañas en los ojos, salías de casa cual caballo desbocado, bajando las escaleras de cuatro en cuatro, con dirección al Muelo, a coger truchas, cangrejos, loinas y barbos. Como eras muy pequeño, te dirigías al túnel que iba desde el camino de las huertas (donde actualmente está el frontón) hasta la fábrica de harinas Vázquez y, provisto de un buen palo y de una linterna que alumbraba cuando quería, te ponías a matar a palazos las loinas (allí no había otra cosa) que desesperada e inútilmente trataban de salir del cauce hormigonado, casi seco, en busca de abundantes y oxigenadas aguas, poniéndote como un cristo del líquido elemento cada vez que lo golpeabas. Matar no matabas ninguna, pero acabar, acababas desriñonado y empapado. Rendido ante la cruda evidencia, pero con más moral que el alcoyano, te dirigías risueño Muelo arriba a contemplar cómo pescaban los mayores en sus corros preferidos. Cuando llegabas a la casa de Benjamín, donde estaba la compuerta, sin poder vencer la tentación que el morbo te producía, te metías totalmente a ciegas por debajo de las casas, como si con ello te apoderaras de sus más íntimos secretos, hasta llegar al pilón de la Goíta, donde los hermanos Morras y Piegot pescaban truchas hermosas en las coladeras de los pilares de la fábrica de piensos de la Nedi Ochoa, mientras las ratas de agua huían despavoridas por encima de sus cabezas, poniéndote a ti los pelos de punta. Después de haberles visto coger una docena de ellas, subías a la soguería a probar fortuna entre los pescadores de cangrejos, que elegían esa zona por estar canalizada de forma natural, con canto rodado, lo que hacía que allí criaran miles de cangrejas entre los huecos de las piedras, pero a lo más que llegabas era a coger media docena de pequeñitos, de los que ellos no querían, metiéndotelos al bolsillito del pantalón corto, para que te dejaran en carne viva las pantorrillas con sus pinzas. Sin saber cómo, aparecías en la Fuente de la Estacada, donde había un tramo truchero por excelencia, pero como allí siempre se quedaba mucho agua tus opciones eran nulas, por lo que, después de ojearlo unos instantes, subías aguas arriba (lo de aguas arriba es un decir, pues había tramos totalmente secos), hasta llegar al Molino de San Julián, donde los conocedores de ese tramo cogían truchas, cangrejos y anguilas. En una ocasión, Caetano, un personaje muy peculiar, cogió una de más de cuatro kilos en el puente que cruza el final del Paseo. A partir de ahí, de la Central de Tricio para arriba, eso era ya otra historia, porque aunque había muchas truchas, allí las cogían con remangas, trasmallos y otros artilugios de pesca, restándole emoción a la cosa. El Muelo se cortaba para limpiar su cauce de barro, berlañas, botes, latas, botellas, cajas y toda suerte de utensilios caseros (parecía un bazar), tarea ésta que era llevada a cabo por los obreros de Vázquez y Ochoa, propietarios de los molinos y de las centrales eléctricas que se alimentaban de sus aguas. De ahí que no se encendiera la bombilla cuando ibas a dar la luz. Cuando esto ocurría, todo el pueblo acudía muy de mañana al Muelo a pescar, para llegar antes que ellos, ya que, al igual que el caballo de Atila, por donde pasaba este batallón de limpieza con sus hoces, rastrillos y moriscas, no quedaba nada con vida. Huelga decir que era obligatorio meterse calzado, porque si no, la javetada era segura. Después de comer, a eso de las cinco de la tarde, sentados temerariamente en las barandillas del puente de la Goíta, contemplábamos con obligada resignación cómo las turbias aguas del Muelo iban creciendo aceleradamente, arrastrando con ellas berlañas, botellas, tablas, hierbas y todo lo que tú habías visto, tocado y pisado con gran alegría por la mañana. ¡Qué tristeza más honda te producía! No obstante, enseguida te reponías pensando que cualquier domingo, cuando te levantaras a mear y fueras a dar la luz, ésta no vendría. DE MI LIBRO “RECUERDOS DE INFANCIA”.
13 comentarios:
Buena foto y buen texto.
Los libros de memorias sólo merecen la pena cuando saben relatar los dolores y alegrías del alma colectiva. Cuando fotografían con toda su viveza un momento pasado que muchos ciertamente vivieron y otros muchos ahora revivimos.
Acabo de releer "Recuerdos de Niñez y de Mocedad" de mi admirado don Miguel de Unamuno.
Habían vaciado una casa y había terminado en la basura una buena edición de esa obrita, del año 1942 en la benemérita Colección Austral.
Hay en ese magnífico libro relatos de aventuras y desventuras que no difieren mucho ni en palabras ni en obras de los que tú cuentas en tu libro.
Los he puesto juntos en mi biblioteca, el de Unamuno y el tuyo, y ¡se llevan muy bien!
Muchísimas gracias por tu comentario, Amigo Antonino. Me has dejado sin palabras. Gracias, y abrazos sinceros.
Eusebio, gracias por haberte acordado de mi petición, colgando el artículo "Cortar el Muelo". Es una auténtica delicia leerlo, y eso que yo en aquel entonces era una niña. Gracias y besos.
Eusebio, leyendo tus recuerdos de infancia me haces sentir envidia de no haber nacido en aquellos tiempos y haber vivido esas vivencias que con tanto cariño nos cuentas. Felicidades.
Gracias a todos vosotros por tan reconfortantes, sinceras y hondas palabras. Besos, y abrazos sinceros.
El Oso de la Demanda:
“Cacería judicial” Opinión de Jorge Trias Sagnier. (abogado y ex diputado del PP), del Juez Antonio Pedreira que el transmitiese a Rajoy sobre un tema judicial sobre Bárcenas-Gürtel-Garzón-franquismo. TEMA DE ACTUALIDAD.
http://politica.elpais.com/politica/2012/01/17/actualidad/1326815920_904141.html
“EL MUELO” está muy ligado a nuestra niñez y juventud, con muy buenos recuerdos, algún que otro día haciendo novillos en vez de estar en la Escuela. “A ver si este país queda la mitad de limpio” que está actualmente este rincón najerino (como la demuestra esta foto comparada con las anteriores), desde el molino S. Julián siguiendo su cauce hasta acabar por los ríos de las huertas hacia el Najerilla, alguna trucha o loina, cangrejo o bobas en la trampa-botella de Sidra han terminado a cayendo en nuestras manos. Algunas que otra vez calado hasta los huesos, un pequeño fallo o calculo y acabas en el agua, después a colocar en los arbustos la ropa a secar al sol. Conocíamos todos los rincones y recobecos.
A eso, querido Amigo Oso de la Demanda, se le llamaba "hacer la cuca". Y cuando llegábamos a casa, "olíamos a gitano", que también esto se decía, por haber secado nuestra empapada ropa, en una improvisada lumbre o fogata. Abrazos sinceros.
¡¡¡ATENCIÓN CANTORES MÍOS, VED ESTO ANTES DE QUE LO QUITEN!!!
http://www.youtube.com/watch?v=9kdoRyUml_Q
QUE LO DISFRUTÉIS A GUSTO.
“¡A quien le pueda interesar!”
El Cine Club Hexágono va a proyectar cinco películas en el Centro Cultural Cajarioja de Nájera, los Viernes a las 19’45 horas, durante el primer trimestre de este año. La primera será el 20 de Enero: “La ronda”. (Max Ophüls, 1950.) La segunda, el 10 de Febrero: “Gardenia azul”. (Fritz Lang, 1953.) La tercera, el 24 de Febrero: “Los olvidados”. (Luís Buñuel, 1950.) La cuarta, “Buenos días”. (Yasujiro Ozu, 1959.) Y la quinta y última, el 30 de Marzo: “El hombre del oeste”. (Anthony Mann, 1958.)
VILLEGAS he leido lo que me has,creo,dedicado en el sitio de JAVI MANZARES al cual,no se porque,tengo problemas para entrar y por tanto utilizo el sitio de MORGON que seguro no se va a molestar,para darte las gracias y decirte que si las persona escucharan esa cancion con atencion observarian muchas cosas que simplemente oida no se aprecian.Te devuelvo lo que me mandas.
NO CREAS QUE PORQUE CANTO
TENGO EL CORAZON ALEGRE
QUE SOY COMO PAJARILLO
QUE SI NO CANTA SE MUERE
BACARDI
Qué recuerdos más bonitos, Use. Qué truchas más hermosas cogíamos en el muelo. Aunque los que más cogían eran los dueños de los molinos. Me has hecho rejuvenecer cuarenta años con tu artículo. Gracias por estos recuerdos.
Es una delicia leer artículos como este que nos has colgado del Muelo. Yo creo que no haya ni un solo najerino de cincuenta años para arriba, que no haya vivido estos emotivos y entrañables recuerdos. Muchas gracias, Eusebio.
BACARDÍ:
He leido tu mensaje. No cambies nunca. Un abrazo. VILLEGAS.
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