Instantánea que da fe de lo que cuento. |
Un mes antes de que llegaran las fiestas de San Juan, ya estábamos toda la chiquillería del pueblo silbándolas incansablemente, mientras nuestras piernas temblaban arrítmicamente, y les habíamos enviado cartas a nuestros familiares y amigos, invitándoles a que vinieran a pasarlas con nosotros. Para entonces ya habíamos hecho acopio de paquetes de tabaco rubio: Tres carabelas, Camel y Bisonte, que habíamos ido mangando donde la señora Ciriaca, y donde las hermanas Cerezo. Unas horas antes del gran día, comprábamos atropellada y ruidosamente, botes de melocotón, pera y piña en almíbar, y refrescos a tutiplé, para ir a merendárnoslas después de las vueltas, en cualquier huerta o chopera (o en la Fuente La Estacada), hasta que anocheciese. Cuando llegaba San Juan, día largamente anhelado y esperado por todos nosotros, desde por la mañanita ya andábamos todo alborotados, observando cómo los mayores se ponían de chuletas al sarmiento morados, con nuestras viseras de cartón y nuestras trompetas de plástico, recién adquiridas en la tenducha ambulante de “Revuelta”, feriante de Santo Domingo. Cuando comenzaban las vueltas, pletóricos de felicidad, las dábamos bulliciosamente, sin atender mucho a los Músicos. Después, haciendo grandes corros, nos dirigíamos, casi sin apercibirnos de ello, hacia el Puente de Piedra, la Calle Mayor y la Plaza de España, cantando mil canciones del folclore sanjuanero, totalmente ajenos a las notas de los Músicos. Cuando llegábamos a la Plaza, nos tumbábamos en el abrasante suelo, y esperábamos a que llegaran los mayores y los sufridos Músicos. Cuando lo hacían, dábamos otra vez las vueltas, y nos marchábamos más que pitando a comer, para ir después a dar buena cuenta de las frutas y de los refrescos. Y así pasábamos las fiestas de San Juan, Cantores míos, cuando éramos pequeños. Para Justi y Virgi, con cariño.
5 comentarios:
Tengo la sensación de que todos estamos un poco KO. Cambiemos las letras de posición y coloquemos un OK. Hay motivos, es 2 de Junio (hace 45 años que ví por primera vez Nájera) y San Juan está cerca. Entre música, comida y bebida las penas nos las cargamos. Ya sabe todo el mundo que después de la lluvia, escampa.
Para todos aquellos que tienen esperanza, aquí una muestra de ello.
http://www.youtube.com/watch?v=l_jnOXhDF6c&feature=youtube_gdata_player
Tambien lo están pasado mal, pero no desfallecen.
Abrazos
No sé cómo lo haces, mi buen Amigo Benjamín, pero eres único. Muy bueno y muy estimulador el vídeo. Estos sanjuanes, aunque ni lo sepas ni lo esperes, estarás dando las vueltas con muchos de nosotros. Si no físicamente, sí en nuestros corazones. Abrazos sinceros.
Como me habéis preguntado por la calle muchos de vosotros, Cantores míos, quiénes son los de la foto, os diré que somos, de izquierda a derecha, José Ramón Barquín, yo, Costan, el pastelero, y su tío Miguel, "Paraguayín". Y salvo Costan, los tres llevábamos aquellas populares sandalias de plástico. ¡Qué tiempos más hermosos! Abrazos sinceros a todos.
Eusebio, muchísimas gracias por el escrito y por la dedicatoria. Me ha hecho mucha ilusión verlo, después de lo que hablamos ayer. ¡Qué majos éramos! Algún día volveremos a dar las vueltas juntos, ¿vale? Besos.
Hola, Eusebio. Muchas gracias por el relato. Me ha traído un torrente de recuerdos de aquellos hermosos años. A ver si un año de estos me escapo a nuestro pueblo y me doy el gustazo de volver a dar nuestras amadas vueltas. Besos para ti, y para todos.
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