Muchas han sido las veces que he estado tentado de registrar un escrito en el Ayuntamiento de Nájera, solicitándoles a nuestros gobernantes que nos fuera concedida la Plaza de España a los ecologistas, para crear en ella un vivero en el que cultivar encinas, robles, hayas y otras especies autóctonas, para repoblar con ellas todas las zonas desérticas que existen en los alrededores de la ciudad, con la certeza de que nada más leerlo, todos ellos, absolutamente todos, iban a echarse las manos a la cabeza, gritando al unísono: ¡Éste hombre está loco! Y no les faltaría razón.
Sin embargo, cuando sin escritos ni formalidades, entre plato y plato, o copa y copa (igual me da que se me da), otros colectivos o sujetos de varias especies, les dejan caer en restaurantes o bares, así, como el que no quiere la cosa, que les vendría muy bien construir en el Paseo (esa Maravilla Natural que muy pronto perderemos), no sólo no se echan las manos a la cabeza mientras les llaman locos al unísono, sino que, encantados, se brindan a trabajar con la mayor de las solicitudes en ello.
Hallábame hace unos días reflexionando sobre este despropósito, o toque de atención, pues de haberlo llevado a cabo, les juro a ustedes, amigos lectores, que hubiese sido sólo para eso, para ver si de una vez por todas se les hace la luz a estos sujetos, y se dan cuenta de que tan descabellado es lo uno como lo otro, cuando me vino a la memoria el folleto del que les hablé en la última “Crónica de Nájera”, ese que buzonearon el pasado verano, con el título de “Seguimos cumpliendo en Nájera”, y recordé que, tal y como les adelanté, observé en él una clamorosa ausencia: “El Colegio San Fernando”. Esa obra que tan necesaria y vital era hace seis años. Ese Centro de Enseñanza que si no se construía con inmediatez absoluta, parecía ser que todos los najerinos nos íbamos a volver tontos o lelos. Ese flamante edificio por el que iban a trabajar sin regatear esfuerzos, para tenerlo construido e inaugurado ya hace cuatro años, por el bien de nuestros futuros mozos.
Y atando cabos (una cosa lleva a la otra), llegué a la conclusión de que como no lo van a construir en un montón de años (parece ser que el único motivo de cambiarlo de sitio era la inclinación que tenían los álamos centenarios del Paseo que a traición se cargaron este verano), pensé que quizá no sería mala idea el que estos sujetos que dicen gobernarnos tan eficazmente, les dejaran la explanada de la Calle Canalón , donde iba a ir ubicado el Colegio San Fernando, sin renta alguna, a los cientos de najerinos que ahora mismo se encuentran en serios apuros por estar en el paro, bien arada, abonada y preparada, y con los aperos de labranza imprescindibles para su perfecto mantenimiento, para que creen allí un gran “huerto solidario” en el que poder cultivar con sus propias manos toda clase de frutas, hortalizas y legumbres, con las que poder ayudar en sus casas a ahorrar unos pocos euros en la bolsa de la compra.
Y así, además de comprobar que efectivamente se preocupan por el bienestar de todos los najerinos, tal y como declara hasta la saciedad nuestra alcaldesa, en cuanto los de la prensa conectan una grabadora o le ponen un micrófono en la boca, los parados recuperarían su autoestima ejerciendo tan noble oficio, y volverían a sentirse personas.
2 comentarios:
Amigo USEBITO cuatro letras para decirte algo que igual ya te lo he dicho en persona,pero ahora te lo quiero decir aqui:tu labor es dificil pero lo que esta muy claro es que"LA UNICA LABOR QUE NO SE TERMINA ,ES LA QUE NO SE EMPIEZA"
¡Sí señor!, Amigo mío, "no hay más camino para llegar a la aurora, que el de la noche". Gracias, y ¡hasta siempre, camarada! Abrazos.
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